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Delgado elevó a juicio oral a los presuntos dealers
Viernes, 9 de septiembre de 2016
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Jonathan Di Plácido, Facundo Silva y “Lalo” Vilariño cayeron con casi 400 pastillas, LSD y efectivo. Los relatos de amigos de las víctimas y las escuchas que los complicaron.
Ya no quedan presuntos traficantes por enviar al banquillo en la investigación que busca esclarecer la tragedia de la fiesta Time Warp que se cobró la vida de cinco jóvenes este 15 de abril último en Costa Salguero. Lautaro Crespo, un técnico informático de 22 años, fue el primero en caer: la división Precursores Químicos de la Policía Federal lo arrestó casi una semana después de la tragedia en su casa de Parque Avellaneda. No hizo falta un ariete; sus padres fueron quienes abrieron la puerta. El fiscal Federico Delgado, que investiga el entramado de la fiesta, llegó a él con apoyo de la Procuración de Narcocriminalidad del MPF tras un desprendimiento de una causa en manos de su colega Miguel Schamun en el fuero penal económico.
Con el perro weimaraner de los Crespo como testigo casual, la PFA revisó cajones y armarios para encontrar 17 pastillas de varias formas y colores, cuatro envoltorios con cristal de metanfetamina y $210 mil pesos en efectivo. Delgado elevó a juicio a Crespo semanas atrás, con un pedido presentado ante el juez del expediente, Sebastián Casanello. Hoy por la mañana, fue el turno de ir a juicio para otros tres jóvenes acusados de vender drogas alrededor.
En un escrito presentado ante el juez Casanello al que accedió Infobae, Delgado pidió elevar a juicio oral a Leandro Rama Vilariño, Jonathan Iván Di Plácido y Facundo Daniel Silva por el delito de comercializar drogas. "Las averiguaciones generaron dos conclusiones: la primera, es que en la Time Warp existió una zona liberada para vender y comprar drogas, como dijimos en la causa madre; la segunda, es que bajo esa premisa descubrimos numerosos dealers", planteó el fiscal federal en su escrito, que desligó en el texto a los presuntos traficantes de la organización de la fiesta, encabezada por el abogado Víctor Stinfale y el empresario Martín Gontad. Delgado sustentó su pedido y su acusación en una instrucción detallada junto a su equipo: los relatos de testigos, amigos directos de las víctimas de Time Warp, se apilan con los seguimientos policiales y escuchas telefónicas, además de las casi 400 pastillas encontradas por la PFA en sus respectivas casas, muchas de ellas ejemplos de los nuevos comprimidos de éxtasis que entraron en el mercado sintético porteño de los últimos meses.
El cuadro probatorio no beneficia a Vilariño, alias "Lalo", de apenas 20 años. Cuando la división Precursores Químicos le revisó el armario en su casa de San Cristóbal, "Lalo" tenía 196 pastillas en total, entre ellas varias con el emblema de Superman y más de 45 mil pesos. Se negó a declarar en su indagatoria. El testigo de identidad reservada denominado en la causa como "número 100" ciertamente no lo ayudó. "Número 100" se presentó como un amigo directo de Francisco Bertoti, uno de los fallecidos en Time Warp, de apenas 21 años, estudiante de informática oriundo de Pilar.
Lautaro Crespo, también enviado a juicio por Delgado en una causa paralela. Lautaro Crespo, también enviado a juicio por Delgado en una causa paralela. El testigo indicó, según reflejó Delgado en su elevación, "que esa noche había concurrido al evento con el nombrado y si bien no estuvo con éste durante toda la noche, mientras le hizo compañía 'sabía que Bertoti consumió éxtasis a la una de la mañana y fumó unas pitadas de marihuana a las 22 horas, después no sé si algo más'. Asimismo, cuando se le preguntó quién le habría proveído la droga a su amigo indicó que 'es un pibe que conocemos así nomás … le dicen 'Lalo', lo conocemos de una fiesta electrónica a la que fuimos hace dos años y una vez nos vendió … Lalo me mandó un mensaje a mí unos días antes de la fiesta para preguntarme si quería comprar algo, entonces lo contacté una semana antes de la fiesta". "Número 100" aseguró haberle comprado ocho pastillas, cinco fueron para Bertoti, "de las cuales llevó tres a la fiesta", según su relato.
El testigo entregó la foto de Whatsapp que acompañaba los mensajes del presunto dealer y el número: la línea resultó estar a nombre de la madre de Vilariño, con su dirección en San Cristóbal, lo que aseguró el allanamiento y la intervención de la línea. En ella, hubo varias conversaciones, que le fueron de sumo interés al fiscal Delgado. En uno de ellos, Vilariño habla con un tal "Guille". "Hola Lalo, habla Guille. Che, sabés que Juan me pasó tu número, viste que hoy salimos con los pibes y bueno, queríamos saber si tenés alguna rola", dijo el hombre del otro lado de la línea". "Rola", en la jerga de transas, significa "pastilla". La respuesta de Vilariño fue afirmativa. Un seguimiento policial también lo encontró a la vuelta de su casa el 5 de junio por la noche, en pleno pasamanos con un joven a bordo de una moto.
De todos los presuntos dealers alrededor de Time Warp, Jonathan Iván Di Plácido resultó ser, en cierta forma, el más pintoresco. Di Plácido, oriundo de Villa Devoto, un ex chico flacucho habitué de la disco Soul Train en San Martín, solía mostrar sus abdominales de tabla de lavar en Instagram, rodeado de chicas, a bordo de autos importados o en fiestas de Punta del Este, con lentes Ray Ban y zapatillas Nike de edición limitada. Tuvo cierto éxito como relacionista público en discotecas de Palermo, pero el verdadero rédito parecía ser otro. Otra vez Precursores Químicos de PFA fue la encargada de allanar su departamento en Villa Devoto: no solo le encontraron más de 45 mil pesos, sino también 145 microdosis de LSD, tres kilos de marihuana y 170 pastillas.
Junto a él cayó su amigo Facundo Silva, también de Villa Devoto. Di Plácido se negó a declarar, pero Silva decidió tomar la palabra: aseguró no solo que la droga no era suya, sino que 40 mil pesos de la suma incautada pertenecían a sus propios ahorros. Tal como Vilariño, Di Plácido tuvo un testigo anónimo que le jugó en contra y que se presentó 48 horas después de la fiesta en Costa Salguero para declarar en Comodoro Py. Delgado lo denominó en su expediente como "número 1". La situación de Di Plácido es más problemática que la de "Lalo": se lo acusa, directamente, de traficar en la fiesta.
Jonathan Di Plácido. Jonathan Di Plácido. El testigo aseguró, apunta Delgado en su documento, que "a la fiesta Time Warp había concurrido Jonathan Di Placido, oportunidad en la que vendió pastillas en el lugar". "Uno" aportó también el celular de Di Plácido, que resultó estar a su nombre de acuerdo con registros de Movistar, lo que llevó a intervenir su línea. "Con esos datos, se ordenó la escucha directa del celular en cuestión, a partir de la cual se verificaron diálogos que denotaban la venta de drogas, particularmente, en las que Di Placido organizaba fiestas privadas en las que proveía material estupefaciente a los invitados", determinó el fiscal.
Las elevaciones a juicio del trío de presuntos dealers no son las únicas de peso en la marcha de la causa: el 23 de agosto, Delgado remitió al juez Casanello el expediente del abogado y empresario Víctor Stinfale.
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