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Las carmelitas descalzas de Nogoyá desmintieron las torturas
Jueves, 1 de septiembre de 2016
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Las religiosas rompieron sus votos de silencio para criticar a la Justicia y a la Policía, que allanaron el convento en el marco de una investigación que comenzó hace dos años sobre torturas. El fiscal Federico Uriburu, que encabeza el operativo, reveló que en un principio la Madre Superiora "opuso resistencia" y que "hubo que utilizar la fuerza para ingresar, con lo cual se rompió una puerta del convento". Además, el funcionario detalló que se encontraron "elemento de torturas", como cilicios y látigos, aunque todavía no hay detenidos.
Sin embargo, la iglesia lo rechazó. El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, advirtió que "tampoco lo usaban todo el día, sólo los viernes por un ratito" y que "no son torturas, no son obligatorias, y los que quieran pueden usar el cilicio, que no son como los que se mostraron, tienen 'pinchecitos' que se ponen alrededor de la pierna pero no lastiman ni sacan sangre".
Así son los cilicios Así son los cilicios Y las monjas salieron a respaldarlo. Una a una se presentaron en un video como "esposas de Cristo" y defendieron su rol en el convento.
"Fueron situaciones muy difíciles. Queremos agradecer a todas las personas que nos han apoyado, a nuestro pastor monseñor Puiggari, al señor Nuncio, a todos los sacerdotes, a nuestras familias y a todas las personas que han rezado por nosotros", declaró una de ellas.
El convento, en Nogoyá El convento, en Nogoyá "Estoy feliz de ser esposa de Cristo. Pude elegir libremente hacer mis votos. Elegí libremente esta vida de oración, de penitencia, no de tortura, que es un término totalmente distorsionado que se está usando afuera ahora", explicó otra religiosa en otra de las filmaciones. "Elegí una vida de oración y penitencia, no de tortura como se dijo por ahí", completó una tercera.
Una de ellas dio su nombre: María Belén Jesús Niño. "Recibí el llamado de Dios acá, en la capilla del convento", señaló.
A su lado, otra monja hasta se rió cuando le dijeron que estaba loca por dedicar su vida al convento. "Estoy loca y voy a estar loca hasta el fin del mundo porque Dios me llamó y me eligió para vivir esto", se defendió.
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