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Madre de la abusada no quiso que acuse a su padre
Jueves, 1 de septiembre de 2016
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Una nena fue violada por su progenitor durante siete años. Éste fue condenado el martes.
Una desaprensión enfermiza y perversa fue la que se evidenció en la actitud de una mujer que le pidió a su hija, abusada durante años por su padre, que no efectúe la denuncia por los ataques, lo cual sumó pasajes insólitos al aberrante caso acontecido en la localidad correntina de San Cosme. Ramón Ruiz Cáceres, de 37 años, fue condenado a 18 años de prisión por el abuso sexual de su propia hija, decisión que estuvo a cargo del Tribunal Oral Penal Nº2 de Corrientes, cuerpo que dictó la sentencia el martes. Los delitos fueron cometidos desde que la víctima tenía 6 años en el barrio Sagrado Corazón de la ciudad distante a unos 24 kilómetros de la capital correntina. Cuanto la niña tenía 13, y mientras se encontraba en la escuela a la que asistía, fue encontrada llorando desconsoladamente en el baño de la institución por lo que inmediatamente la directora conversó con ella. La nena dijo que era abusada por lo que se decidió pasar un informe a la Justicia. Luego de ello, la víctima fue examinada a través de pericias físicas y psicológicas, siendo entrevistada además en Cámara Gesell, cuyos resultados dieron como positivo los crímenes reiterados contra su integridad sexual. Como es de esperar, el padre fue detenido marco en el que también fue analizado por un equipo de psicólogos que determinaron que se trataba de una persona que era violenta con sus familiares y cuyo perfil encajaba con los de un abusador. Según comentó una fuente del caso a época, mientras la investigación de la Fiscalía iba desarrollándose la propia madre de la nena le manifestó a ésta, en varias oportunidades, que desista de las acusaciones. No trascendió si por realizar estos dichos la progenitora tuvo algún tipo de sanción o investigación abierta. La damnificada es la mayor de los hijos que Cáceres tuvo con esta mujer. Sin embargo, según se determinó, era la amante ya que el sujeto tenía su esposa e hijos. Otro dato insólito es que, tras mantener amoríos paralelos, el hombre decidió que ambas familias convivan bajo el mismo techo. La casa, como es obvio, distó de ser un hogar saludable para que crezcan niños. “Según se cree, era un ambiente de promiscuidad absoluta donde Cáceres habría llevado hasta ‘travestis’ para mantener encuentros íntimos”, se dijo. En tanto la víctima era abusada cuando estaba sola con el padre. El último ataque sexual ocurrió a 1.000 metros de la casa. De esta forma, el hombre fue condenado por abuso sexual simple en concurso real (es decir que se suma al delito) de abuso sexual con acceso carnal, ambos crímenes agravados por el vínculo en calidad de progenitor. El primer ilícito prevé penas de 3 a 10 años de prisión mientras que el segundo fija sanciones de 8 a 20. En consecuencia Cáceres deberá pasar 18 años detrás de las rejas. La pesadilla de la menor tuvo un fin a medias, puesto que si bien concluyó judicialmente dejó traumas casi irreparables en su psiquis, por lo que es asistida por profesionales.
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