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Murió el compositor y trovador del chamamé Matías Galarza
Jueves, 9 de octubre de 2025
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 Tras una larga batalla contra la diabetes, el reconocido músico fue internado el lunes en el Hospital Escuela luego de sufrir un paro. La triste noticia se conoció ayer cerca del mediodía. Un sentido adiós en honor al chamamecero. El fallecimiento ayer del reconocido músico, cantante y compositor Matías Galarza dejó con su partida esta profunda sensación de tristeza y dolor en el ambiente del chamamé. Hace varios años venía luchando contra la diabetes, enfermedad que lo llevó a internarse varias veces en el Hospital Escuela donde había ido una vez más el lunes pasado tras un difícil cuadro del cual esta vez no se recuperó.
Cada vez que soltaba un chamamé, las melodías no tenían otro final de recorrido que no sea el corazón de quienes lo escuchábamos. "Para qué voy a tocar o cantar si no tengo la capacidad de emocionar", contó Matías Galarza en una reciente entrevista con época. "Si hago chamamé es para emocionar, para generar sensibilidad, para sentirnos vivos. Si no genero eso no es chamamé", agregó.
Su eximia interpretación en la guitarra, talento adquirido de su padre, el inolvidable Roberto Galarza, y la sensibilidad conmovedora en su voz, también heredada del "Zorzal", le abrieron el camino a una extensa y destacada trayectoria como artista. Su última participación en público fue un show para grabar una de sus más reconocidas melodías: "Amar y sentirse amado", letra de Félix Chávez que grabó en el escenario de la Fundación Mil588 (Junín y España), junto a la joven cantante Silvina Escalante por iniciativa de la artista.
Su última participación en la Fiesta Nacional del Chamamé en enero pasado junto a su Orquesta Chamamecera fue una destacada actuación en el marco de la edición "Avío del alma". Pero su avanzada enfermedad comenzó a limitarlo en los últimos meses, lo que lo llevó a otra internación. El martes vivió uno de los peores momentos de su vida, cuando los médicos decidieron amputarle las piernas. Al igual que a su padre, su cuerpo no resistió y a las 10:40 de este miércoles 8 sufrió un paro cardíaco perdiendo así su vida. Una partida repentina que sacudió el universo del chamamé y cubrió la música de dolor. Por decisión de su familia, no fue velado y sus restos serán cremados.
Un doloroso antecedente Su aspecto serio no coincidía con el buen sentido del humor que siempre lo caracterizó. Además, Matías Galarza fue de esos artistas extremadamente generosos y humildes que siempre extendía su mano a los artistas emergentes y disfrutaba de los encuentros con músicos de trayectoria.
Todos reconocían su enorme aprecio y respeto por la amistad y su amor infinito por el chamamé, al sobrellevó que cantaba con la misma pasión sea en el escenario del anfiteatro Cocomarola o en una ronda de amigos en el patio de alguna casa.
Pero la enfermedad fue una lucha que supo sostener con esperanza y una destacada fuerza de voluntad. El 22 de mayo de 2020 el músico chamamecero había sufrió un siniestro vial por avenida Sarmiento, cuando en medio de la lluvia transitaba en su motocicleta, rozó un automóvil y perdió el equilibrio. La caída le causó una fractura externa de tibia y peroné en su pierna izquierda. Esta lesión, debido a la diabetes nunca la pudo sanar y tuvo que ser internado en reiteradas ocasiones. En junio de 2020 se realizó una peña solidaria virtual en Cantalicio, con la participación de medio centenar de artistas que permitieron recaudar fondos para ayudar a Galarza. El año pasado, sobrellevó una extensa internación de 7 meses en el hospital Escuela, donde pasó momentos muy duros y de gran sufrimiento.
"Nunca me sentí tan feliz de estar en un escenario, pasé momentos de mucho dolor y angustia, y encontré en el deseo de volver a cantar frente al público la esperanza para recuperarme y disfrutar la vida", comentó a época Galarza, en diciembre de 2024, tras su presentación en el Festival "Chamamé de las Mujeres", que se celebró en el parque Camba Cuá.
Su partida, como la de los grandes y reconocidos artistas deja un vacío enorme que, al igual que su padre, será muy difícil de llenar. Pero estamos seguros que cada vez que suene una guitarra, como sucedía con el "Zorzal" lo vamos a encontrar en esa madera encordada que lo traerán a ambos en las dulces melodías del sentido chamamé.
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