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Murió Raúl Barboza uno de los líderes chamamecero
Miércoles, 27 de agosto de 2025
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 Gestor de un idioma y de un sonido musical que marcó un antes y un después en la historia del chamamé. Ha interpretado el chamamé en boliches, teatros y festivales, donde llevó la música del Litoral por todo el mundo. En la tarde de hoy se conoció la triste noticia del fallecimiento de Raúl Barboza, uno de los grandes próceres del chamamé. Radicado en Francia desde hace décadas, fue uno de los primeros exponentes en llevar la música de Corrientes a lugares antes impensados, a otros continentes.
El talentoso músico tenía 87 años y la noticia de su muerte fue confirmada por su esposa, desde París, Francia. Como dice el profesor Enrique Antonio Piñeyro se puede afirmar que Raúl Barboza es el gestor de un idioma y de un sonido musical que marcó un antes y un después en la historia del chamamé. Ha interpretado el chamamé en boliches, teatros y festivales, donde llevó la música del Litoral por todo el mundo.
Primeros pasos
Mario Raúl Barboza viene de una familia de provincianos, su padre Adolfo era curuzucuateño y guitarrista de chamamé, y su madre, santafecina. Transcurrió su infancia en el barrio porteño de La Boca. A los ocho años su padre llegó a su casa y le mostró un acordeón de dos hileras. Cuando Barboza aprendió las primeras notas, tocó por primera vez en una iglesia de Olivos y grabó, a los doce años, su primer chamamé para el conjunto Irupé; una obra de su papá titulada La Torcaza. Posteriormente, a este chamamé Leopoldo Polito Castillo le compuso una letra.
Su casa era un ambiente donde los amigos de su papá pasaban a saludarlo o compartir musiqueadas. En una de esas visitas, Barboza conoció a Ramón Estigarribia, el popular Yaguareté de las Selvas Correntinas, que se quedaba observándolo interpretar el acordeón. También, Raúl miraba con atención y admiración a Ernesto Montiel que en aquellos años dirigía su populoso Cuarteto Santa Ana y actuaba en el Teatro Verdi, del barrio de La Boca.
Los caminos en la música no fueron fáciles. Integró el conjunto de Damasio Esquivel y es allí cuando, a los trece años, le pidió a su padre un bandoneón, pero seguramente había visto que era un costo muy alto adquirir ese instrumento, se enteró que los hermanos Anconetani, italianos dedicados a la fabricación de acordeones, daban la posibilidad de pagar un instrumento en cuotas. Adolfo le puso un acordeón cromático en el regazo a su hijo Raúl.
Varios instrumentos
Como dijimos anteriormente, el primer instrumento de Raúl fue un acordeón de dos hileras diatónico de dos notas, luego adquirió uno de la firma Anconetani, y que dicha fábrica le hizo otra más que se rompió en Francia. Por sugerencia de su esposa, Raúl le regaló a la firma de los italianos el instrumento, que hoy lo exhiben en el museo del acordeón de la calle Guevara al 400, en el barrio de la Chacarita. Otro de los instrumentos es un acordeón de la firma Piermaria, por el cual el músico siente un amor tan profundo que lo acompaña en cada presentación.
Varias participaciones
Es casi imposible comentar todos los conjuntos en orden cronológico en los que participó Raúl Barboza. Dentro del rubro chamamecero podemos recordar que grabó con Damasio Esquivel, Dominguito Espinoza, Odilio Godoy, Armando Nelli, y con Polito Castillo solo por citar algunos. También, para las cantantes Ramona Galarza, Argentina Rojas, Ginette Acevedo, Jovita Díaz y María Helena, y para otros artistas del folclore de nuestro país como Ariel Ramírez, Los Indios Tacunau, Los Chalchaleros, Los Fronterizos,Víctor Velázquez y Alfredo Zitarrosa, entre otros.
El éxodo
Raúl cuenta en una entrevista que formó su propio conjunto a los 18 años. En ese momento, emprendió una gira por la provincia del Chaco y le fue mal porque en los lugares que se presentaba llovía y además a la gente de esos pagos no le gustaba su música. Su forma de interpretar el acordeón era diferente a lo que se ejecutaba en aquel momento. Sin plata, emprendió su regreso a Buenos Aires y su padre lo contactó con el pianista Ariel Ramírez, que buscaba un instrumentista. Cuando Raúl acepta, graba la obra Los inundados.
Después vendrá nuevamente su intento de etapa solista y formó un trío. Llegó su consagración en 1963, en la ciudad de Posadas, en el Primer Festival del Folclore. Cuando regresó a Buenos Aires fue contratado por el sello Columbia y grabó sus primeros discos. Lo acompañaron Juancito, El Peregrino, y José Medina en las guitarras. Raulito, con el paso de los años, evolucionó en interpretación y sonidos regalándonos más de 40 discos.
Raúl comenta en otro diálogo que a él no lo contrataban los productores de las pistas porque no llevaba gente y sentía que viajar a Francia no fue un golpe de locura. Lo recuerda de esta manera: "Yo ya había ido a Rusia y a Japón, había vivido con mi señora en Brasil… Entonces, mi viaje a Francia fue un viaje más, era para quedarme tres meses… Lo que pasó es que me ofrecieron tocar en el Trottoirs de Buenos Aires, pero en noviembre, y mi visa comenzaba el 25 de mayo y terminaba en agosto… ‘¿Y qué hacemos?’, le dije a mi señora, porque de quedarnos perdíamos el billete de vuelta… A ella le gustó la idea de quedarnos y a partir de ese momento surgió todo: la decisión de quedarnos nos impidió volver, porque ya no teníamos ni el pasaje ni el dinero para regresar".
Músico contemporáneo
En una conversación de agosto del año 2010, Raúl le explicó al difusor Carlos Mange Casís lo que es hacer chamamé y decía lo siguiente: "Yo nunca estuve contra la corriente, sino a favor de la corriente, pero en otra canoa. Yo quería hacer conocer los temas que en otros lugares, llamados tradicionalistas, no se querían escuchar, o no los dejaban tocar. Yo estaba a favor de los jóvenes músicos. Trato en lo posible tocar temas tradicionales, porque lo he vivido con ellos, me crié con ellos, o soy contemporáneo de mi música y suelo tocar en Europa con gente árabe, rumanos, africanos, pero siempre toco mi música en la que ellos están inmersos".
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