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Un estudio mostró que el sueño es clave para la recuperación tras un infarto
Jueves, 31 de octubre de 2024
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Un trabajo realizado por expertos de Mount Sinai sugiere que además de los medicamentos, la rehabilitación física y los cambios en la dieta, el descanso profundo reduce el estrés y la inflamación. Un estudio de Mount Sinai revela que el cerebro induce el sueño profundo después de un infarto para ayudar en la sanación cardíaca.
Los monocitos activan una neuroinflamación controlada que promueve el descanso reparador y reduce el riesgo de complicaciones.
Dormir bien en las semanas posteriores a un infarto puede disminuir significativamente el riesgo de problemas cardíacos futuros.
Lo esencial: el estudio publicado en Nature por el equipo de Mount Sinai muestra que, tras un infarto de miocardio, el cerebro y el corazón colaboran para inducir el sueño profundo, y activan así mecanismos naturales de sanación. Durante esta fase de descanso de ondas lentas, el sistema nervioso reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial, disminuyendo el estrés y la inflamación. Este proceso involucra a monocitos que, al llegar al cerebro, inician una respuesta inflamatoria controlada que promueve el sueño reparador y favorece la recuperación del tejido cardíaco. Estos hallazgos subrayan que una buena calidad de sueño tras un infarto es esencial para prevenir complicaciones.
Después de un infarto de miocardio, el cuerpo parece enviar una orden insospechada: dormir. Según un innovador estudio del equipo de Mount Sinai, publicado en Nature, el corazón y el cerebro se comunican tras el ataque cardíaco para aumentar el sueño profundo, activando un proceso de recuperación interno que va más allá de cualquier tratamiento convencional.
Durante esta fase de sueño de ondas lentas, el cerebro colabora con el sistema cardiovascular para reducir el estrés y la inflamación, un mecanismo de defensa natural que, según los investigadores, ayuda a sanar el corazón.
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