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El derrumbe del precio de la soja impacta no sólo en las reservas complica el superávit
Miércoles, 14 de agosto de 2024
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Si no se recuperan los precios de los granos, que volvieron a caer ayer, la estimación de USD 6.000 millones por retenciones este año quedará lejos de cumplirse. Las proyecciones para agosto. La caída del precio de la soja es, sin lugar a dudas, una nueva dificultad para el Banco Central en plan de comprar divisas, el bálsamo más potente para los mercados y el incentivo más efectivo para bajar el riesgo país. Pero no es ésa la única nueva dificultad que aparece ahora, por fuera de la larga lista de problemas heredados e identificados: también el superávit fiscal se resentirá a partir de una menor recaudación por retenciones.
Los menores ingresos vía derechos de exportación se producirían por el doble efecto: por un lado, por el impacto de los precios más bajos. La cotización de la soja siguió cayendo ayer, se ubicó en torno de los USD 350 por tonelada, lo que se ubica el precio más bajo en casi 20 años. Por otro lado, también hace mella en la recaudación menor volumen de liquidación. El productor que retuvo granos a la espera de una mejora en el tipo de cambio cuando, según la expectativa instalada, se avance en el levantamiento del cepo difícilmente decida ahora asumir las pérdidas tempranamente en vez de esperar lo máximo posible ante la probabilidad de que los precios se recuperen algo. “Los granos son la cobertura que mejor conoce el productor agropecuario y con la que más cómodo se sienten. Si no necesita, no va a vender”, aseguraron fuentes vinculadas al sector cerealero.
Así, el ministro de Economía, Luis Caputo, seguramente deba revisar sus estimaciones. Las proyecciones de ingresos presentadas en su momento se basaban en una soja por encima de los USD 400 por tonelada, lo que implicaba que se recaudaría al menos unos USD 6.000 millones hasta fin de año. La cifra incluye también los ingresos por el resto de los cultivos, Hacia fin del primer semestre, ese cálculo de la Bolsa de Comercio de Rosario estaba más que en pie: hasta junio, el agro aportó recursos fiscales por un total de USD 2.700 millones. La cifra, previsiblemente, más que duplicó la recaudación por retenciones del mismo período del año pasado pero quedó por debajo de los récord de 2021 y 2022 por más de USD 2.000 millones de diferencia. En cualquier caso, que este año la cosecha no aportaría el mismo volumen estaba en los planes. Lo que no estaba en los planes del Gobierno ni de nadie era el derrumbe de los precios que se acentuó en las últimas jornadas.
En el nuevo escenario, la promesa de Caputo de retomar este mes el superávit financiero puede ser algo más complejo que lo previsto. El ministro ya anticipó a fin de mes pasado que en julio, dado los fuertes pagos de deuda realizados, no se alcanzó superávit financiero aunque sí un resultado primario (ingresos menos gastos, antes del pago de la deuda) positivo. Aseguró que esa situación se revertiría en agosto. Hasta ahora, cuenta con crédito a favor como para que las dudas se apoderen del mercado.
De hecho, con las magras compras que realiza el Banco Central desde el martes de la semana pasada y que elevan a los USD 250 millones las compras acumuladas de la autoridad monetaria durante agosto, el clima entre los inversores parece haber mejorado. El riesgo país cedió algunos puntos, aunque sigue por encima de los 1.500 puntos básicos y la perspectiva de una menor disponibilidad de divisas y también de recursos fiscales no contribuye baja ese nivel, las acciones anotaron cinco ruedas consecutivas en suba y los dólares financieros también bajaron y se estacionan por estos días debajo de los $1.300. Es decir, cuando los temblores que hicieron tambalear a todo el mercado internacional aminoraron su intensidad hasta desaparecer, un nuevo nubarrón asomó claro en el horizonte con la caída de los precios de las commodities agropecuarias.
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