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Investigan misteriosas muertes de vaquillonas en Curuzú Cuatiá
Miércoles, 4 de octubre de 2023
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Una productora perdió 24 vaquillonas por una aparente deficiencia en un pasto.
La productora Marta Prado de la localidad correntina de Curuzú Cuatiá busca reunir fuerzas para poder mantener en pie el negocio agropecuario familiar en el sur de esa provincia. Pero los problemas parecen no tener fin.
“Son todas pálidas y es desmoralizante”, dice la ganadera que, además de lidiar con la sequía, en el último tiempo perdió seis vaquillonas a causa de una infestación de garrapatas, y desde junio, otras 24 vaquillonas murieron, débiles, sin fuerza para parir. La productora teme que estos problemas estén relacionados con deficiencias en el pasto debido a la sequía y a un incendio que asoló su propiedad el año pasado, arrasando el 86% de su superficie.
“Todos los días pienso cómo hacer para sobrellevar la situación”, comenta.
Entre 2022 y este año, la productora, que se dedica a la cría, se desprendió del 40% de su ganado. Pasó de 700 a 300 animales.
Lo único que dejó en el campo son las vaquillonas y las ovejas, el resto de la hacienda la vendió por temor a que no pueda sobrevivir. A pesar de que tenía para alimentar las 300 vaquillonas que quedaron, desde hace un tiempo ve que no tienen fuerzas: muchas murieron al intentar parir los terneros.
Todo comenzó el año pasado cuando un vecino intentó incendiar una osamenta, pero el viento propagó todo a su terreno, lo que ocasionó la devastación en la mayor parte de las 1900 hectáreas de la propiedad. Para poder sobrellevar la situación, los Prado sacaron un crédito en el Banco Nación y en el Banco de Corrientes.
Una parte del dinero que recibieron la utilizaron para comprar alimentos y el resto lo invirtieron para preparar las instalaciones para afrontar la sequía. Construyeron molinos e hicieron perforaciones.
“El año pasado, como no teníamos que pagar las cuotas, lo podíamos sobrellevar, pero este año, encima de toda esta mala racha, empiezan los vencimientos que son de montos elevados”, indica y agrega: “Cuando sacamos el plan, pensamos que íbamos a poder ahorrar, pero con esta inflación es imposible”.
El primer camión de alfalfa que trajeron les costó más de 1 millón de pesos y el flete fue igual de caro. “Era imposible. Un fardo de alfalfa cuesta 3200 pesos en la zona. Mantengo a tres ovejas en el fondo de mi casa que alimento con alfalfa, y cada tres o cuatro días tengo que comprar un rollo. Si le diera esto a una vaca, entre dos se comerían uno por día”, dice.
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