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Por qué es positivo que los chicos sean testigos
Sábado, 19 de marzo de 2016
Lejos de lo que siempre se creyó, las disputas matrimoniales pueden influir positivamente en la crianza de un hijo. La importancia de mostrarles el 'detrás de escena' de la relación.

Si bien hay evidencia que indica que las discusiones de los padres delante de sus hijos pueden perjudicar su salud psicológica y emocional, una nueva corriente de estudios indica lo contrario: muchos especialistas señalan que probablemente discutir frente a los hijos tenga efectos positivos en su crianza.

Discutir es, en sí misma, una actividad fundamental para todas las relaciones humanas. Una forma de acercarse a otras personas para explorar y descubrir sus opiniones y preferencias, al mismo tiempo que se identifican límites y posiciones respecto de la vida. Se trata de una forma de negociación muy común en cualquier relación, pero sobre todo en relaciones de pareja. Por supuesto que algunas discusiones terminan en separaciones y rupturas pero no por eso son siempre negativas.

El reconocido John Gottman, psicólogo de la Universidad de Washington y especialista en relaciones maritales, ha estudiado las discusiones de pareja durante mucho tiempo y comprobó que lo que importa en la durabilidad de una pareja no es si pelean o cada cuánto sino cómo pelean. ¿Se burlan? ¿se desprecian? ¿se critican? ¿o expresan sus sentimientos e ideas abiertamente? Ahí mismo radica la diferencia de una relación en peligro y una relación que evoluciona.



Como parte del crecimiento, los niños necesitan experimentar lo que es el enojo, tanto de un padre o madre entre ellos como hacia ellos con alguna situación o persona. Ese descubrimiento les enseña a expresarse y sobrevivir estas situaciones tensas sin vivirlo como algo negativo ya que tanto adultos como niños lo padecen. Evitar la ira y el enojo a toda costa puede causar el "síndrome de la buena conducta": un trastorno que convierte a la amabilidad en un falso escape ante las situaciones de enojo a través de sonrisas falsas y palabras agradables. Una conducta que a largo plazo empieza a cultivar una gran ansiedad y puede causar daños psicológicos.

ES MUCHO MEJOR PODER DOMINAR EL ARTE DE LA DISCUSIÓN QUE TEMERLE A LA IRA
Los niños buscan conversaciones honestas y abiertas con los padres. Aunque la participación de los más chicos en cuestiones adultas no es apropiado, los niños necesitan tener acceso a una amplia gama de experiencias. Cuando empiezan a sentir enojo y discutir, no sólo aprenden a expresarse sino también a resolver los conflictos mientras ejercitan y desarrollan la auto afirmación. Pero, como quedó claro, no todas las discusiones son constructivas. ¿Cómo incluir a los chicos en los conflictos sin perjudicarlos?

LA CLAVE FUNDAMENTAL ESTÁ EN QUE LOS PADRES DISCUTAN SIN DESTRUIR LA RELACIÓN:
saber distinguir entre las cosas que hieren y los argumentos o saber pasar de la furia a la calma, son lecciones muy importantes en la construcción de la conducta infantil, el aprendizaje de la negociación y la toma de otras perspectivas. En resumen, es mucho mejor poder dominar el arte de la discusión que temerle a la ira.



Christie Tate, abogada, escritora y madre de dos hijos relató en el Washington Post, su experiencia involucrando a sus hijos en la pelea con su marido. Se trataba de una pelea marital común sobre sentimientos y conductas de uno con el otro. Ella estaba tan enojada que no pudo esperar a que se fueran los chicos al colegio y lógicamente, ellos presenciaron la discusión. "Discutimos para un lado y para otro. No estábamos gritando, pero estábamos siendo firmes. Definitivamente estábamos discutiendo. '¿Pueden oírnos pelear?', pregunté. Ellos asintieron con la cabeza lentamente y se acercaron", contó Tate. Y luego agregó: "'¿Quieren saber por qué peleamos?', les pregunté a mis hijos de cinco y seis años. Mi marido lo resumió: 'Los dos estamos heridos y enojados, y estamos tratando de resolverlo'".

"Mi objetivo en invitar a mis hijos en la discusión era simple: yo quería que supieran que es un trabajo duro mantener una relación sana. Quería que vean la otra cara de nuestro matrimonio, que tuvieran una visión de todas las partes delicadas que se involucran en la vida diaria", explicó la escritora sobre su propia experiencia. Al igual que en todos los matrimonios y relaciones de pareja, hay un detrás de escena privado y oculto que ellos decidieron mostrar a sus hijos.

LOS CHICOS SIEMPRE NOTAN QUE ALGO ESTÁ PASANDO, ES MEJOR INCLUIRLOS

Otro estudio reciente de la Universidad de Cardiff, en Gales, también investigó sobre el efecto de las peleas parentales en los hijos. Los resultados evidenciaron que una discusión acalorada efectivamente ayuda a los niños a desarrollarse y encontrar soluciones. Obviamente, el estudio también demostró que las discusiones donde había violencia física o verbal inevitablemente dañan la salud emocional infantil, como también dar portazos, romper cosas, echarle a la culpa a los hijos o insultar.

Contra la corriente de lo que han dicho siempre los expertos en psicología, discutir e intercambiar opiniones es mucho más sano que no hacerlo. Los niños siempre notan que algo está pasando y es mejor incluirlos y aclararlo con paciencia y amabilidad antes que ocultarlo y provocar ansiedad o miedos o cambios en su conducta.


     
 
 

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