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Los pilotos de la empresa habían advertido fallas con los arneses
Lunes, 9 de abril de 2018
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Cuatro meses antes del accidente, habían denunciado que la aeronave estaba en "peligrosas condiciones" y que debían cambiar los equipos de seguridad.
A casi un mes de la caída del helicóptero turístico en Nueva York, en donde murieron cinco personas -entre ellas una argentina de 29 años-, se reveló una nueva pista que apunta contra la empresa prestadora del servicio. Gracias a unos e-mails que difundieron los medios locales, se comprobó que varios pilotos de la compañía habían advertido fallas en la aeronave y que sus jefes habían hecho oídos sordos.
Según una investigación publicada por The New York Times, el aviso fue cuatro meses antes de la tragedia. Un grupo de empleados de FlyNYON -compañía que operaba el helicóptero del accidente- le habían remarcado a sus superiores que estaba en "peligrosas condiciones" y que su equipo de seguridad podría entorpecer una posible situación de emergencia.
La pelea por el arnés
Los pilotos habían intercambiado varios e-mails con los directivos de la empresa para exigir mejoras en el servicio. En especial, para pedir otro tipo de arnés para los pasajeros, ya que utilizaban unos amarillos, que se usaban para la construcción. "Nos estamos preparando para el fracaso", aseveró uno de ellos en los mensajes.
El principal problema, según resaltó The New York Times, es que el equipo no se adaptaba a todas las contexturas físicas. Los empleados se quejaron de que era muy grande para algunos tripulantes, como las mujeres y los nenes. Y que para garantizar su seguridad, los miembros del staff utilizaban precintos de plástico para ajustarlos.
Por este motivo, los pilotos sugirieron cambiarlos por unos azules, que eran considerados más seguros en caso de una situación de escape. En una primera instancia, FlyNYON respondió que intentarían reemplazarlos, según los corrieron de noviembre pasado. Pero la iniciativa duró poco.
Patrick K. Day, el director ejecutivo, fue muy contundente. "Los arneses amarillos están diseñados para sostener a una persona colgada de un edificio de más de 300 metros. Los azules no son un requerimiento excluyente, por lo tanto los amarillos son iguales de legales y seguros", escribió, cuando el staff demoró un vuelo al no poder cambiarlos.
"Déjenme ser claros con esto. No hay un problema de seguridad con el arnés", argumentó Day, en enero de este año. Sin embargo, el único sobreviviente al accidente, el piloto Richard Vince, fue a la vez el único que no lo estaba utilizando. Sino que estaba sujetado por un cinturón de seguridad común. Algo efectivamente no funcionaba del todo bien.
El poder del marketing
FlyNYON es una de las tantas empresas que ofrecen viajes en helicópteros sobre la ciudad de Nueva York. Pero la compañía había encontrado su diferencial en el mercado: los tripulantes podían colgar sus piernas en el aire para tener las "mejores" fotos. Todo gracias a los arneses que los sostenían a sus asientos.
En un primer momento, este tipo de servicio más extremo estaba solo disponible para fotógrafos profesionales. Ellos podían reservar vuelos privados, en donde solo viajaba un solo pasajero. Así, el piloto podía estar más atento a las medidas de seguridad.
Hasta que los directivos de FlyNYON se dieron cuenta del potencial negocio que tenían en sus manos. Gracias al impacto de las redes sociales, descubrieron que las fotos aéreas podían captar a futuros clientes interesados en ganar likes.
La empresa empezó a promocionar las "selfies de los pies", que en poco tiempo se transformaron en un furor de Instagram. Los pasajeros podían colgar sus piernas por la puerta, abierta de par en par, para tener de fondo el edificio del Empire State o la Estatua de la Libertad.
El marketing fue un éxito. El propio Day había asegurado en uno de los correos electrónicos que las ganancias habían aumentado un 400% en 2017. Los vuelos, que podían durar entre 30 a 40 minutos, también se contrataban en Miami, Las Vegas, Los Ángeles y San Francisco. En diciembre pasado, registraron 28 viajes reservados por día.
El accidente
El domingo 11 de marzo, un helicóptero Eurocopter AS350 se estrelló en las aguas del East River, en Nueva York. Dos de los pasajeros murieron en el lugar del accidente, entre ellas la argentina Carla Vallejos Blanco, mientras que otros tres en los hospitales donde fueron trasladados.
Según el reporte oficial, el piloto fue el único que consiguió salir del helicóptero por sus propios medios, subirse a la aeronave y pedir ayuda a los gritos. Al advertir la situación, una flota de barcos de rescate se dirigió al lugar. Los cuerpos fueron sacados del agua helada por buzos tácticos.
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