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El relato de las decapitaciones y crucifixiones del Estado Islámico
Lunes, 29 de enero de 2018
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Deir Hafer fue un importante centro militar del sanguinario "califato" y acabó reducida a escombros por la aviación rusa. Los residentes intentan ahora reconstruir la ciudad y seguir con sus vidas, pero el recuerdo de las ejecuciones y la represión persiste mientras las tropas del régimen de Bashar al Assad retoman el control.
Deir Hafer es una pequeña ciudad siria en las afueras de Aleppo que, como tantas otras, cayó en poder del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, en inglés) en 2014, antes de ser finalmente recuperada por el ejército del régimen de Bashar al Assad en marzo de 2017.
Desde entonces sus habitantes han estado intentando reconstruir sus hogares y dejar atrás los años marcados por el terror que les tocó vivir, pero las huellas del "califato" siguen presentes, según reportó el periodista Mikel Ayestaran en una investigación para ABC.
Rebautizada por los yihadistas como Deir Fatah (la casa de la conquista), esta localidad de 35.000 habitantes llegó a convertirse en una importante base militar y fábrica de armas del ISIS, lo que a su vez la transformó en un objetivo de las Fuerzas Aéreas de Rusia, aliadas de Damasco.
En consecuencia la ciudad es hoy una montaña de escombros, aunque algunos lugares perduran en la memoria.
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