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Un niño acudió a una simple operación de amígdalas y murió
Martes, 19 de septiembre de 2017
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Ocurrió en una clínica privada de Tucumán en octubre de 2016 y la familia de Matías Suárez denunció a los responsables de la cirugía por mala praxis. Hoy se iniciará una segunda Junta Médica para analizar el accionar de los especialistas
Matías Suárez tenía apenas 8 años. Era un chico sano y feliz. En octubre de 2016 fue a una clínica privada de Tucumán para someterse a una simple operación de amígdalas. Sin embargo, todo se complicó de manera insólita e inesperada y el chico murió cuatro días después sin poder salir nunca del centro médico.
Hoy, casi un año después del hecho, se realizará una segunda Junta Médica del caso en la provincia para determinar si efectivamente hubo un acto de mala praxis por parte del cirujano responsable.
El 21 de octubre de 2016, el pequeño estudiante de tercer grado debía realizarse una extracción de las amígdalas. Si bien el hecho de acudir a un quirófano le generaba incertidumbre, la simpleza del procedimiento le permitía tomársela hasta con diversión.
"Él entró riéndose a la cirugía. Me decía que lo esperara con helado. Era todo para nosotros", explicó su madre, María Luna, al diario La Gaceta.
El hecho ocurrió en el Sanatorio San Lucas. Por la mañana, el pequeño de ocho años había acudido al centro para realizarse la cirugía programada. Una vez que salió de allí, ya su madre notó que algo no andaba bien.
"Matías salió mal del quirófano. Me decía '¡Mamá, no puedo abrir los ojos!' y me apretaba fuerte la mano. También le pedía ayuda a su padre", dijo la madre al Canal 10 de Tucumán.
Matías fue pasado directamente del quirófano al sector de Terapia. A la familia se le comentó que quedaría internado allí para ser mejor cuidado.
Así, la madre notó que su hijo necesitaba nuevos estudios. Intentó por todos sus medios lograr que los especialistas le realicen a Matías una tomografía computada en la cabeza, pero la respuesta de los especialistas era que "no hacía falta".
A las pocas horas, Matías empezó a sufrir hemorragias en su boca y su nariz y, finalmente, la tomografía se le realizó a las 6 de la mañana del día siguiente. El resultado fue desolador.
"Le detectaron que tenía un infarto en la mitad del cerebro, producto de un coágulo que no se sabía de dónde había salido", detalló Luna. Matías fue sometido a un coma farmacológico y desde entonces ya nunca más volvió a hablar.
La peor noticia llegó el 25 de octubre, poco después de las seis de la mañana, y no estuvo en boca de ningún médico, sino que de un policía. "Les mandaron a la Policía para que les diera la noticia", describió la abogada de la familia, Silvia Furque.
A raíz del caso, se realizó una primera Junta Médica, en la que se estableció que todos los procedimientos de la operación se habían realizado correctamente y que Matías sufrió el infarto cerebral a causa de su supuesta condición de obeso.
"No era obeso, pero, de haberlo sido, ¿por qué lo operaron, si no era algo de urgencia?", agregó Furque.
La defensa de la familia rechazó la validez de la Junta al considerarla incompleta y parcial. Entonces, solicitó a la fiscalía la nulidad de la pericia o al menos su ampliación.
"No dice nada del por qué un niño sano, con pre quirúrgicos perfectos, con un informe de la anestesista que el riesgo era 1 (en una escala de 1 a 5), lo que traducido es el riesgo habitual mínimo para una cirugía programada de corta duración, haya terminado con su muerte", rezaba el escrito entregado por Furque en mayo.
La abogada de la familia exigió la necesidad de que la causa llegue a una instancia de debate oral y público para que los médicos acusados de mala praxis, cuyas identidades no fueron reveladas, expliquen lo sucedido.
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