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El kirchnerismo perdió en su propio terreno y Cambiemos se impuso con comodidad
Lunes, 14 de agosto de 2017
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Bastión electoral de la familia Kirchner, en estas PASO la provincia del sur le dio la espalda al peronismo
La tierra prometida del kirchnerismo hace tiempo les dejó de sonreir. Ayer, Santa Cruz volvió a enviar un claro mensaje del fin de una era que hace ya varios años se resiste a terminar y se mantiene en una lenta agonía. Cambiemos se impuso con comodidad como primera fuerza y el kirchnerismo no solo perdió en su propia cuna sino que, además, sufrió lo que fue una verdadera tarde negra: la peor elección del peronismo desde el regreso de la democracia, apenas arañando el 30% de los votos. En resúmen: más del 70% de los santacruceños le dio la espalda al espacio creado por la familia Kirchner y que gobierna la provincia desde 1991. El resto es cuestión de análisis.
La tierra "pingüina" naufraga entre mares tormentosos desde hace más de siete años, saltando de crisis en crisis, pero desde la asunción de Alicia Kirchner en diciembre de 2015, Santa Cruz no hace pie y ya lleva un 2017 al borde del colapso. Ejemplo, pasados los primeros ocho meses del año, recién hoy abrirán por primera vez los colegios estatales, poniendo así una tregua al paro que se llevó 105 días de clases. A este panorama se puede sumar la parálisis de casi todos los estamentos del Estado, incluyendo el no pago de salarios y un sistema de salud explotado. El kirchnerismo esperaba en los comicios una trompada letal: pese al contexto político, económico y social, no la recibió.
El diputado nacional, Eduardo Costa, cabeza de la oposición desde hace 10 años, tuvo ayer su séptima campaña consecutiva como cabeza de lista, esta vez para ocupar una banca en el Senado y repitió su costumbre de ganar todas las elecciones legislativas en las que participa. Con el 45% de los votos, Cambiemos se impuso como fuerza política sacándole casi 15 puntos de ventaja al kirchnerismo en la pelea por las dos cámaras. En ambos sectores los favoritos se quedaron con la interna: Costa y la diputada provincial Roxana Reyes se impusieron al frente de una lista radical y otra del PRO; mientras que en el kirchnerismo, la lista "oficial" encabezada por la ex diputada nacional, Ana María Ianni, y el intendente de la localidad de Gobernador Gregores, Juan Vázquez, se quedaron con el pase a octubre. Lejos, peleando voto a voto, quedaron aislados el Frente de Izquierda y Proyecto Sur, con el 7% de los sufragios. Para la izquierda se trata de una elección histórica que los coloca casi como tercera fuerza provincial; distinto sabor para el partido de Pino Solanas que apostó fuerte con el ex gobernador, Daniel Peralta, a la cabeza, pero quedó muy lejos de lo esperado.
En política todo es subjetivo y no hay estrategias absolutas, pero lo concreto es que desde el cierre de listas ningún espacio hizo las cosas del todo bien y eso quedó en evidencia. Alicia Kirchner se corrió de la campaña dejando todo en manos de un reducido grupo de viejos dirigentes kirchneristas. La gobernadora ni siquiera se sacó fotos con sus candidatos, no pidió el voto por su partido, no participó de actos de campaña y ayer fue a votar rodeada por las fuerzas de seguridad, asustada por la amenaza de un escrache. La cuñada de la ex presidente, Cristina Kirchner, arrancó el domingo tan nerviosa que hasta se olvidó quitarse unos coquetos guantes rosas para poder encontrar el DNI en su pequeña cartera. Voto en menos de 10 minutos, en un ambiente raro mezclado entre incómodo silencio y tensión y se retiró junto a su hija, Romina Mercado y su hermana, María Cristina.
Así empezó la jornada para el oficialismo santacruceño que directamente se escondió y esperó hasta última hora para asomar la cabeza. Es todo tan raro en Santa Cruz, que hasta La Cámpora de Máximo Kirchner se retiró de la campaña santacruceña para dedicarse a la militancia de los votos de Cristina en tierras bonaerenses. Máximo, diputado nacional por su provincia, ni siquiera viajó a Río Gallegos a votar, tampoco lo hizo su madre y acusaron a Aerolíneas Argentinas por el horario del vuelo que debían tomar. La realidad fue otra: los Kirchner tenían miedo a un escenario hostil, que expusiera la realidad que viven en su propia tierra.
Los resultados finales dejan sostener varias lecturas. Pese al discurso triunfalista de Costa, en el que habló de una elección "histórica", lo cierto es que el kirchnerismo logró retener casi el 30% de los votos, algo impensado 24 horas antes, y la diferencia de 15 puntos entre un espacio y otro, en una provincia quebrada no parece tan aplastante al final del cuento. Pese a ser el gran ganador, entre 2015 y 2017, Costa perdió 15 mil votos y quedó lejos del 50%, el número mágico que anunciaban los boca de urna. El caso del Frente para la Victoria es de emergencia pero entendible: redujo casi a la mitad su caudal de votos entre elección y elección. También el ausentismo marcó un hito y fue voz de protesta: Santa Cruz no pudo llegar ni a su piso de asistencia de votantes. Solo el 69% de lo empadronados emitieron su voto.
Lo que vino después fue contundente. Pasadas las 21.30, Costa llegó al Comité Radical y se mostró emocionado por el triunfo pero más que nada, aliviado. Ese alivio no tuvo que ver con el kirchnerismo, sino con la interna que le plantó el propio radicalismo y que lo tuvo nervioso hasta ayer. Con la interna solucionada, Costa y Cambiemos deberán preguntarse porque, pese al desastre, los números del kirchnerismo siguen siendo altos. El diputado radical fue tajante en su discurso. "El 75% de la población se manifestó en contra del Gobierno que nos ha saqueado", disparó Costa además de afirmar que Cristina y Máximo tienen "miedo de caminar por Santa Cruz" porque "no pueden mirar a los santacruceños a los ojos" y agregó que "no aparecen" porque saben "que mintieron"."Les queremos transmitir que desde Santa Cruz podemos asegurar que el frente Unión Para Vivir Mejor Cambiemos obtuvo el 52% de los votos", dijo al empezar su discurso. Ese 52%, terminó siendo 45 y ahí la cosa no es tan parecida. "Aquí donde se construyó el kirchnerismo, donde desplegaron su proyecto durante tantos años, la población le dijo basta a este modelo de impunidad, de corrupción. El pueblo envió un mensaje, no queremos más esa forma de gobernar sin escuchar a la gente", sentenció el ya candidato a senador.
En el Frente para la Victoria las caras cambiaron al final y se entusiasman con reducir la distancia de 15%. Fue Pablo Grasso, candidato a diputado nacional por el kirchnerismo, el que salió a poner la cara pero con una extraña mirada. Excitado y amenazador, Grasso, un histórico dirigente secundario del FPV, se mostró desafiante y sin autocrítica alguna. Acusó a los medios nacionales de operaciones periodísticas y se animó a dar una advertencia: "Ahora vamos por Costa en octubre". Los pocos militantes que lo escuchaban, en una noche santacruceña particularmente fría, saltaban acelerados por la arenga al grito de "vamos a volver". El problema es que el kirchnerismo nunca se fue, maneja la provincia y es oficialismo desde 1991.
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