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Tusk fue reelecto pese a su propio país
Viernes, 10 de marzo de 2017
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El enfrentamiento entre el gobierno de Polonia, en manos de los euroescépticos, y el presidente del Consejo data de cuando éste era primer ministro. Alemania defiende la reelección de Tusk como señal de estabilidad. El presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, fue reelecto ayer en el cargo por un mandato de otros dos años y medio, durante una cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE), informó el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani.
Los líderes resolvieron en una media hora el asunto de la reelección de Tusk, que la mayoría de líderes daba por hecha a su llegada a la cumbre pese a la negativa de Polonia. El punto en el orden del día de la cumbre sobre la elección del presidente del CE fue presidido por el primer ministro de Malta, Joseph Muscat, quien está al frente de la presidencia rotatoria de la UE este semestre, mientras Tusk “esperaba fuera” la decisión, indicó su portavoz, Preben Amann. “Felicito a Donald Tusk por haber sido confirmado como presidente del Consejo Europeo”, dijo Muscat en Twitter, y añadió que el Consejo Europeo “discutirá más tarde este año sobre el equilibrio en los nombramientos de la UE”.
Actualmente, los presidentes del Consejo Europeo, el Parlamento Europeo y la Comisión Europea (el luxemburgués Jean-Claude Juncker), pertenecen al Partido Popular Europeo (PPE), aunque tradicionalmente las instituciones trataron de buscar un equilibrio entre los partidos mayoritarios. Sólo la primera ministra de Polonia, Beata Szydlo, advirtió antes de empezar la sesión que Polonia no apoya la reelección de Tusk y subrayó que su país no aceptaría una decisión sin su acuerdo. La elección de ese puesto no requiere, sin embargo, la unanimidad de los países, sino que basta con que se obtenga una mayoría cualificada para su aprobación.
En los últimos días surgieron las dudas sobre la reelección de Tusk, a raíz de la oposición de Polonia, su propio país de origen, que propuso al eurodiputado Jacek Saryusz-Wolski, de la misma nacionalidad, para reemplazarlo. Sin embargo, Saryusz-Wolski fue expulsado del Partido Popular Europeo este lunes y revocado como vicepresidente de la formación por su voluntad de seguir siendo candidato al Consejo Europeo en sustitución de su compatriota Tusk. El enfrentamiento entre el gobierno polaco y Tusk emana de que el presidente del Consejo, del partido Plataforma Cívica, fue primer ministro de Polonia entre 2007 y 2014, antes de que llegaran al poder los euroescépticos de Libertad y Justicia.
La cumbre estuvo consagrada a la unidad tras el Brexit, pese al rechazo de Polonia que denunció el diktat de Berlín en la Unión Europea. “Esto es ahora una Unión bajo el ‘diktat’ de Berlín’’, aseguró el canciller polaco, Witold Waszczykowski, quien al igual que su primera ministra Beata Szydlo calificó de precedente “muy peligroso” la elección del presidente del Consejo contra la opinión de su país de origen. Algunos países europeos, entre ellos Alemania y España, habían defendido la reelección de Tusk hasta noviembre de 2019 como una señal de “estabilidad”, en un momento en que el bloque debe hacer frente a las negociaciones de divorcio con el Reino Unido.
Pero la primera ministra polaca instó en una carta a sus socios europeos a no renovar a su predecesor entre 2007 y 2014, al acusarlo de “violar brutalmente” la neutralidad del cargo e “implicarse personalmente” en la vida política de Polonia. Finalmente, este se impuso con 27 votos a favor y uno en contra. Tusk, visiblemente marcado por la situación, indicó en rueda de prensa que trabajar por “mejorar la UE” con “todos” los países, aunque advitió a Polonia de no “quemar puentes” con la UE, “porque una vez lo hagan, ya no podrán cruzarlos de nuevo”.
Desde su vuelta al poder en octubre de 2015, el partido Ley y Justicia (PiS) recrudeció sus críticas contra Tusk, a quien su líder Jaroslaw Kaczynski considera incluso el responsable “moral” de la muerte de su hermano gemelo y entonces presidente Lech Kaczynski en un accidente aéreo en 2010.
Por ello, para algunos mandatarios, el rechazo de Varsovia a su ex jefe de gobierno nacido hace 59 años en la ciudad de Gdansk es la prolongación en la UE de una cuestión interna o, en palabras de la presidenta lituana Dalia Grybauskaite, “una guerra de Tronos”, en referencia a la popular serie de ficción televisiva.
A pesar de la derrota, la primera ministra Szydlo mantuvo la tensión, como había avanzado un miembro de su gobierno, y anunció que no aceptará “las conclusiones de la cumbre”. “Por lo tanto, esta cumbre no ser válida’’, aseguró Szydlo a los periodistas. Las conclusiones se adoptan habitualmente por consenso, pero en este caso Malta publicará las conclusiones en su nombre, como presidencia pro témpore del bloque.
Los contínuos desencuentros con Polonia, a la que podrían sumarse el resto de sus colegas del grupo de Visegrado (República Checa, Eslovaquia y Hungría), podrían continuar hoy, cuando los dirigentes reunidos sin su homóloga británica aborden su futuro a 27.
Esta será la última reunión antes de la notificación oficial del Brexit, que Londres busca comunicar antes de finales de mes, y de la cumbre de Roma el 25 de marzo, con motivo del 60 aniversario del proyecto europeo, que los europeos quieren aprovechar para plasmar su nuevo impulso.
Por ahora, este nuevo impulso parece que pasa por la idea de una Europa con diferentes grados de integración entre países, como defendieron los dirigentes de Alemania, Francia, Italia y España en una reciente cumbre en Versalles.
Esta “Europa a varias velocidades” choca, sin embargo, con algunos países de la ex órbita soviética preocupados por el riesgo de convertirse en miembros de segunda, como Polonia que advirtió que esta solución “puede conducir a nuevas crisis”.
La decisión de los británicos de abandonar la UE supuso un duro golpe a un bloque debilitado por la crisis migratoria y los atentados jihadistas de los últimos años, cuando empezaba a recuperarse de la crisis financiera mundial de 2008.
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