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Macri ante los límites del populismo tarifario
Domingo, 21 de agosto de 2016
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El Presidente afronta un escenario complejo por la crisis energética y los aumentos de luz y gas.
Sin la experiencia técnica ni política suficiente, Mauricio Macri quiso poner un primer hito -en un camino que sabe largo- para terminar con el populismo tarifario en el primer semestre de su gestión. Hubo quienes le dijeron que iba muy rápido, otros que era demasiado lento. Optó por una salida que le pareció intermedia, que tal vez no dejó conforme a nadie y tuvo pocos defensores en la gran escena del debate público: que por este año las tarifas eléctricas queden en un 25% del promedio de Chile, Brasil y Uruguay, y las del gas en un 18% de lo que habitualmente se paga en esos mismos países vecinos.
Con el aumento que dispuso el Gobierno, el 90% de los usuarios abonarían facturas por debajo de los $500, en un intento para empezar resolver un problema que en el 2015 provocó que se duplicaran la cantidad de cortes de luz con respecto al 2004: un promedio por habitante de 27 a 34 horas interrupciones en el año -según la empresa distribuidora-, cuando en 2004 el promedio de cada corte era de 6 a 9 horas. Los aumentos de tarifas eléctricas están suspendidos y se espera la resolución de la Corte Suprema.
En el caso del gas, con el aumento del Gobierno, el 87% de los usuarios residenciales recibió facturas menores a $500 por mes y el 62% estuvo por debajo de $400. Un cliente que el año pasado consumió 133 metros cúbicos pagó un valor total de $383 en el 2015 y hubiera pagado $1915 este año; es decir, hubiera estado entre el 13% que tiene que pagar más de $500 por mes. Ahora hay que esperar la audiencia pública informativa que se realizará el 12 de setiembre en la Usina del Arte para conocer cómo quedará el nuevo cuadro tarifario.
Argentina viene arrastrando el populismo energético desde hace 70 años. El que lo inventó fue Juan Domingo Perón cuando entre 1947 y 1948 nacionalizó el gas y adquirió varias compañías de la provincia de Buenos Aires y las tarifas se redujeron el 30%. En 1949 empezó la inflación y lanzó la campaña "contra el agio y la especulación", un símil a la política que implementó Guillermo Moreno en los años kirchneristas. Ante el fracaso estrepitoso del voluntarismo, en medio de cortes de energía y escasez de alimentos, ya no había más lugar que para el ajuste salarial y de tarifas, acompañado por menos presupuesto en defensa, obras públicas y políticas sociales. Fue cuando se lanzó el Segundo Plan Quinquenal, una parafernalia de relato para ocultar el ajuste.
(Télam) (Télam) Cuando vio que ninguna restricción alcanzaba para superar la crisis, en 1955 Perón dijo: "El país tiene que resolver el problema energético si no quiere ver, en cualquier momento, expuestas sus industrias a la paralización total". Fue cuando realizó el acuerdo con la Standard Oil para realizar una inversión en las áreas petroleras que un Estado exangüe no estaba en condiciones ni de arrancar. Se trataba de un precontrato -que no se hizo público- por el cual la empresa se comprometía a invertir USD13.500.000 millones durante cuatro años, gozando de exenciones impositivas y derechos de repatriación de fondos que no tenía ninguna empresa extranjera.
Sus diputados no podían creer la forma en que Perón se había arrodillado ante los yanquis. Los pocos radicales que aún no habían sido expulsados por sus pares peronistas se agarraron de las banderas de la "soberanía energética" y repudiaron enfáticamente esos contratos petroleros; entre ellos, el presidente del bloque de la UCR, Arturo Frondizi, autor de "Petróleo y política", durísimo contra la "entrega" en la que había caído Perón. Por eso la Revolución Libertadora, respaldada por la oposición al peronismo, no se animó a cumplir con ese contrato y lo derogó. El populismo continuó.
Pero el Frondizi que llegó al gobierno con el respaldo de Perón era otro y se animó a librar lo que denominó "la batalla del petróleo", para recuperar la autonomía energética y terminar con la importación de hidrocarburo que lesionaba las arcas fiscales. "Cuando asumimos, las reservas de oro ascendían a 125.000.000 y medio de dólares y el conjunto de oro y divisas a poco más de USD250.000.000. A su vez, del 1 de mayo al 31 de diciembre habrá que cumplir con compromisos por valor de USD645.000.000 en el exterior. No disponemos por lo tanto ni de un gramo de oro en el Banco Central para YPF", dijo Frondizi el 24 de julio de 1958.
El entonces Presidente logró el autoabastecimiento energético que se había propuesto, pero no pudo evitar el golpe de Estado. Quienes lo siguieron aprovecharon el esfuerzo de los años en que se incorporó tecnología y se modernizó el Estado y, de paso, criticaron duramente que le haya abierto las puertas al capital privado extranjero.
Cuando asumió Arturo Illia, luego de una amplia amnistía política, firmó los decretos 744 y 745 mediante los cuales derogó los contratos petroleros que fueron declarados "nulos, de nulidad absoluta, por vicios de ilegitimidad y ser dañosos a los derechos e intereses de la Nación". "Los contratos que fueron suscritos a espaldas de la ley y de los intereses económicos del país serán anulados. Yacimientos Petrolíferos Fiscales será -de acuerdo con la mejor tradición argentina- la entidad rectora de nuestro desarrollo energético", dijo el 15 de noviembre de 1963. El populismo no es sólo peronista.
(NA) (NA) Después de la devaluación y pesificación asimétrica del 2002, Jorge Remes Lenicov creó por decreto 293 una Comisión de Renegociación de los Contratos de Empresas de Servicios Públicos, para adecuar las tarifas dolarizadas al nuevo esquema macroeconómico. Estaba previsto que en el término de 120 días se revisaran los contratos de Aguas Argentinas, Edenor y Edesur, Natural Ban y Metrogas, Telefónica y Telecom, el transporte ferroviario, el subte y las concesionarias viales. Era el 15 de febrero de 2002.
Pero 120 días después, Remes Lenicov ya no estaba en el Ministerio de Economía, sino que su lugar lo ocupaba Roberto Lavagna, quien suspendió ese decreto y definió que sólo autorizaría aumentos del 10%, a pesar de que las empresas reclamaban ajustes que en algunos casos llegaban al 150%. Las audiencias públicas convocadas para discutir los incrementos fueron suspendidas por la jueza María Rodríguez Vidal, a pedido de la Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Alicia Oliveira. El populismo judicial-tarifario no es nuevo.
Cuando asumió Néstor Kirchner, el ministro Lavagna consideró que ya había suficiente respaldo político para que las tarifas subieran, pero entonces el que no quiso fue el nuevo Presidente. De hecho, hasta que Lavagna renunció, se la pasó desmintiendo aumentos que primero anunciaba públicamente. Kirchner fue igual al primer Perón: aprovechó los recursos hasta que se terminaron. Su esposa algo aumentó (y sin audiencias públicas), pero igual la discrecionalidad, la falta de transparencia, la inequidad, el desabastecimiento y la demanda insatisfecha de energía signaron sus dos gobiernos.
Cuando Macri llegó al poder pudo haber puesto a Emilio Apud (del PRO) o a Jorge Lapeña (de la UCR) como ministros de Energía, pero ninguno de los dos se llevaba bien con Francisco Cabrera, presidente de la Fundación Pensar, y amigo personal del Presidente. Eligió a Juan José Aranguren, un hombre que rindió pruebas inimaginables de calidad ética, que tiene dificultades para interactuar en un contexto donde se necesita más cintura política que dignidad personal.
(Adrián Escandar) (Adrián Escandar) Un equipo comandado por el ingeniero industrial Andrés Chambouleyron fue acercado a la fundación por Federico Sturzenegger para diseñar el nuevo cuadro tarifario. Hoy es el Subsecretario de Política Tarifaria y sus críticos lo señalan como el principal responsable de las ideas y vueltas en las que incurrió el Gobierno porque "tiene todos los números en la cabeza, pero carece de contexto político, ambiental, macroeconómico".
Es curioso que el Gobierno haya elegido actuar solo. El sector energético es el único que tuvo la capacidad de conformar el grupo de los ex Secretarios de Energía, un colectivo con llegada a todos los sectores políticos (salvo el kirchnerismo), que vino alertando desde el 2010 en torno a la caída de las reservas de hidrocarburos, pidiendo transparencia en los contratos de importación y proponiendo una política de Estado a mediano y largo plazo para resolver los problemas, agudizados en los últimos años. Sin embargo, por algún misterio de la naturaleza humana, recién fueron llamados a dialogar con Aranguren, y de apuro, el 11 de agosto. Hasta entonces, no sólo no los habían convocado sino que desde diciembre se les había pedido que eviten hacer declaraciones a los medios, "para no confundir a la población".
El Ministro de Energía se sacó una oportuna foto con los ocho ex secretarios, después asistió a una razonablemente exitosa presentación en el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados y cuando creyó que estaba a punto de coronar su ascenso a la política, la Corte Suprema de Justicia emitió un fallo que -en principio- no parece gravoso en términos fiscales y que indica un rumbo de altísima legitimidad para seguir a partir de ahora, pero que fue inesperado para él y, sobre todo, para el presidente Macri.
A simple vista, los éxitos del gobierno de Cambiemos fueron tramados por funcionarios formados en la "vieja política" como Alfonso Prat Gay y la salida del default, Rogelio Frigerio y la relación con los gobernadores, Emilio Monzó y las mayorías parlamentarias, tres hombres que casualmente -o no- gozan de la desconfianza del jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Con el diario del lunes, es difícil no lamentar que Macri no haya elegido alguien con el cuero más curtido en un área tan sensible como la energética, que hace 70 años da vueltas en torno a un populismo del que no puede salir.
El Gobierno pasó una semana de extrema fragilidad que inauguró cuando le tiraron piedras al auto presidencial mientras recorría un barrio en Mar del Plata. Creyeron que era mejor negarlo, y hasta Fernando De Andreis dijo que él iba en el auto con el Presidente y no sintió ninguna piedra cuando fue consultado por una radio. La verdad es que Macri, fuera de sí, llamó a un ministro para reclamarle por el episodio, lo que obligó a un nuevo esquema de inteligencia previa y de seguridad a su alrededor en cada viaje, algo que no es sencillo para alguien que quiere mantener una vida normal y sin custodia.
Así y todo, Macri mantiene una imagen positiva del 52%, con tendencia a la baja desde diciembre, y una caída del 10% desde mayo, según el Monitor Agosto de la consultora de Analía Del Franco. En su informe, la socióloga dice que "el factor desencadenante de esto es probablemente la baja credibilidad hacia la política económica, que desciende 15% desde mayo. También asegura que "los apoyos más fuertes hacia del Presidente se mantienen entre los mayores de 45 años, las mujeres, el interior del país y los niveles medio medios". Acota que "hay una importante fidelidad de sus votantes en el balotaje".
Macri y su mesa chica están acostumbrados a los límites. Arrancaron hace 12 años perdiendo y no creen que ningún objetivo sea imposible de lograr. De hecho, alcanzaron hasta ahora todos los que se propusieron. Acatarán el fallo de la Corte Suprema, como corresponde, y pergeñarán un camino tal vez más lento pero quizás más seguro porque, como diría León Felipe, "no es lo que importa llegar solo ni pronto, sino llegar con todos y a tiempo".
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