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Dos asesinatos, una lágrima y cien años de cárcel
Jueves, 11 de agosto de 2016
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Planificó cada detalle. Hasta sus funerales. Alegó ante la justicia que lo hizo apiadándose de sus vidas
En la noche del 10 de diciembre de 2013 Lance Holger Anderson estaba en su vivienda junto a su esposa. Tomó su arma y descargó dos disparos sobre la cabeza de Bertha Maxine. A la mañana siguiente, salió de su casa, frenó un taxi y se dirigió hasta una clínica en North Hills, en San Fernando Valley. Llegó hasta una habitación y puntó con la misma pistola sobre la frente de su hermana Lisa Nave. Le susuró al oído "estoy enviándote a casa", apretó el gatillo y esperó sentado con la cabeza baja a que la policía llegara.
Bertha tenía demencia y cáncer de mama. Lisa estaba en estado vegetativo desde hacía cinco años tras sufrir un ataque cardíaco. Anderson admitió los crímenes pero aclaró que fueron por "bondad". "Ella no quería vivir así. Era brutal", dijo el hombre respecto a su esposa.
Lance Anderson, el 13 de diciembre de 2013, dos días después de los crímenes. Cuando leyeron los cargos en su contra se declaró “inocente” (AP) Lance Anderson, el 13 de diciembre de 2013, dos días después de los crímenes. Cuando leyeron los cargos en su contra se declaró “inocente” (AP) Los vecinos lo conocían como un gran marido y como un dedicado hermano. "Todo el tiempo cuidaba de su esposa, 24 horas, 7 días. Estaba muy preocupado sobre ella. Quería que estuviera mejor", señaló al diario un amigo que no fue identificado. Los vecinos siempre veían a Anderson con Bertha en la entrada de su casa de Santa Clarita, tomándola de la mano. Ella, con la mirada perdida, sin luz. "La trataba como a una joya… porque era tan frágil", comentó Grace Madrigal, quien vivía junto a la pareja.
Ese diciembre Anderson -hoy, 63 años- le ofreció a Madrigal su árbol artificial de Navidad. "Este año no lo necesitaremos", le anticipó. Ella lo aceptó, sin sospechar que algo terrible estaría por ocurrir. La noche del 10 de diciembre varios vecinos escucharon dos estallidos distantes y compactos.
La clínica de rehabilitación donde su hermana estaba internada desde hacía cinco años en estado vegetativo La clínica de rehabilitación donde su hermana estaba internada desde hacía cinco años en estado vegetativo La mañana del 11, se dirigió hasta donde estaba Lisa y la ejecutó. Esperó a la policía y se rindió sin ofrecer resistencia. Resignado. El agente Paul Vernon explicó que tras confirmar la muerte de la paciente se le informó a la familia sobre la tragedia. Y fue el viudo quien le indicó que quizás Anderson también había matado a Bertha. Los policías se dirigieron hacia la propiedad de Santa Clarita y confirmaron la escena. Durante una conferencia de prensa, Vernon indicó que el asesino dijo que fueron "crímenes de piedad".
Las muertes de ambas mujeres fueron largamente planificadas por Anderson. Semanas antes, se había encargado de los servicios funerarios. Había elegido hasta las flores y los ataúdes que quería para ellas. "Los asesinatos fueron premeditados", indicó la fiscal Julie Kramer.
Durante los alegatos finales, el hijo de Bertha, Jason King, clamó: "Este hombre ha destruido todo aspecto de mi vida. Cada día que ha pasado en una celda, yo la he pasado en una celda en mi propia mente. Dos balas me sacaron todo lo que era importante para mí".
Uno de los detectives de Santa Clarita en la escena del crimen. Allí Anderson mató a su esposa quien tenía demencia y cáncer de mama Uno de los detectives de Santa Clarita en la escena del crimen. Allí Anderson mató a su esposa quien tenía demencia y cáncer de mama Anderson también habló. Lo hizo por medio de su abogado, quien leyó una carta que escribió el hombre, visiblemente deteriorado por haber sufrido un accidente neurológico y un ataque cardíaco en prisión. "Todo lo que puedo agregar en este momento es el hecho de que no hay palabras para explicar o expresar del todo el alcance y lo profundo del dolor que tengo en el corazón, el arrepentimiento y remordimiento que siento por el dolor que causé a mi familia. Espero que algún día pueda ser perdonado".
Anderson en 2013: “Espero algun día ser perdonado”, dijo cuando leyeron su sentencia (AP) Anderson en 2013: “Espero algun día ser perdonado”, dijo cuando leyeron su sentencia (AP) Ayer, el juez Hayden Zacky leyó su sentencia: 100 años de prisión para Anderson por doble homicidio. Luego, dejó una inquietud y recordó el momento en que el condenado disparó contra su hermana, tendida en una cama, en estado vegetativo desde hacía cinco años.
El magistrado contó que cuando el hombre le susurró a su oído que estaba enviándola "a casa", una lágrima rodó por la mejilla de Lisa. "No sabemos por qué derramó una lágrima. ¿Fue porque estaba preparada para morir y estaba agradecida por lo que el señor Anderson estaba a punto de hacer? ¿O fue porque estaba asustada y no quería morir y quería estar con su familia? Esas son respuestas que nunca sabremos".
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