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Por qué hay que prestar cada vez más atención a Corea del Norte
Jueves, 16 de mayo de 2024
Es de esperarse que el régimen de Kim Jong Un multiplique sus provocaciones y hostilidades en los próximos meses. El papel de Rusia y China detrás de Pyongyang

El presidente estadounidense Joe Biden enfrenta numerosos desafíos en política exterior y, según una columna de opinión en Foreign Affairs escrita por la analista Sue Mi Terry, es probable que enfrente otro problema más al acercarse las elecciones de noviembre: potenciales provocaciones por parte de Corea del Norte. La autora destaca que “Corea del Norte tiene un historial de comportarse de manera provocativa durante las elecciones de EE.UU.”, y cita un estudio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales indica que “Pyongyang realiza más de cuatro veces más pruebas de armas en años electorales que en otros años”.

El 10 de enero, el líder norcoreano Kim Jong Un declaró a Corea del Sur como un estado enemigo, terminando cualquier diálogo sobre una reunificación pacífica y preparando el terreno para más hostilidades. Según Mi Terry, “cualquier arrebato podría superar lo que se ha visto antes”. La aceptación de Kim por parte de Beijing y Moscú le permite actuar con una nueva impunidad. “Después de décadas de trabajar con Washington para controlar a Kim y restringir su programa nuclear, Beijing y Moscú han decidido abrazar al líder de Corea del Norte”, escribe la autora.

Mi Terry sugiere que las provocaciones de Corea del Norte podrían incluir ciberataques a instituciones gubernamentales, de defensa, telecomunicaciones y financieras. También es posible que la dictadura pruebe su misil intercontinental de combustible sólido Hwasong-18, con la esperanza de mejorar su fiabilidad. Además, podría detonar un arma nuclear táctica, diseñada para el campo de batalla.

En un escenario más extremo, Corea del Norte podría llevar a cabo un ataque militar limitado contra Corea del Sur, similar a incidentes anteriores como el hundimiento de un buque naval surcoreano y el bombardeo de la isla de Yeonpyeong en 2010. Según el artículo, esto podría salirse rápidamente de control debido a la postura agresiva del presidente surcoreano Yoon Suk-yeol, quien ha prometido responder contundentemente a cualquier ataque norcoreano.

Yoon podría violar el espacio aéreo norcoreano con drones no tripulados o contraatacar alcanzando una de las numerosas posiciones de artillería de Corea del Norte a lo largo de la frontera. Mi Terry advierte: “Si Yoon responde como lo ha prometido, la península podría rápidamente verse envuelta en un conflicto que nadie desea, especialmente EE.UU.”. Como aliado bajo tratado, Washington estaría obligada a defender Seúl. Para evitar ser arrastrado a una guerra con un estado rebelde con armas nucleares, la administración Biden debe “intensificar los esfuerzos para disuadir a Corea del Norte”.

La situación se agrava con la rápida expansión del programa de armas nucleares de Kim. En los últimos cinco años, Corea del Norte ha rechazado todas las ofertas de negociaciones serias con Estados Unidos y ha probado nuevas armas capaces de llevar cabezas nucleares, incluyendo poderosos misiles intercontinentales de combustible sólido y un sistema de armas nucleares submarinas. “Kim ha prometido aumentar exponencialmente la producción de armas nucleares para realizar todo tipo de métodos de ataque nuclear”, destaca Mi Terry.

Corea del Norte también ha lanzado satélites de reconocimiento militar y planea poner varios más en órbita este año, lo que proporcionará información en tiempo real sobre actividades militares de EE.UU. y Corea del Sur. Además, Kim ha declarado que Corea del Sur es ahora su principal adversario, descartando cualquier noción de reunificación. En su visión, “los dos países ya no comparten ningún parentesco”, escribe la analista del Consejo Nacional de Inteligencia.

La colaboración estrecha de Corea del Norte con Rusia y China también complican el panorama. En marzo, China se abstuvo de votar y Rusia vetó una moción para extender el Panel de Expertos de la ONU, que monitorea el cumplimiento de las sanciones nucleares por parte de Corea del Norte. Además, Kim se reunió con Putin en septiembre de 2023 y una delegación rusa, incluyendo a Sergei Naryshkin, visitó Pyongyang para discutir cómo “impulsar aún más la cooperación práctica”. Mi Terry denomina la alianza entre Corea del Norte y Rusia una “asociación de conveniencia”, pero advierte de su poder práctico.

La invasión de Ucrania por Rusia ha llevado a una convergencia de necesidades políticas y materiales que ha llevado a Corea del Norte a enviar armas a Rusia a gran escala. A cambio, Corea del Norte recibe asistencia económica y tecnológica de Rusia. Moscú podría proporcionar ayuda con vehículos de lanzamiento espacial, lo que permitiría a Corea del Norte desarrollar mejores misiles intercontinentales.

En cuanto a la relación con China, Mi Terry subraya que “China sigue siendo el aliado más valioso de Corea del Norte, y los dos estados están cada vez más unidos por su enemistad hacia Washington”. Esto sugiere la formación de un peligroso pacto tripartito informal entre Beijing, Moscú y Pyongyang. Este pacto, dice Mi Terry, convierte a Ucrania en un “laboratorio para la mejora de diversas armas y tácticas en guerra real”.

La autora argumenta que EE.UU. debe reforzar la defensa de Corea del Sur y mejorar la cooperación militar entre Seúl y Tokio. Esto podría incluir proporcionar datos e inteligencia en tiempo real a Corea del Sur y colaborar en el desarrollo de sistemas de defensa de misiles, equipos de vigilancia, drones y armas habilitadas con inteligencia artificial. También sugiere aumentar las capacidades de disuasión convencional con más misiles aire-superficie que puedan atacar radares enemigos, como el sistema de defensa aérea S-400 que Rusia podría proporcionar a Corea del Norte.

Para mantener la presión económica sobre Corea del Norte, Mi Terry propone que Washington forme una “coalición de los dispuestos” para limitar el acceso de Pyongyang a finanzas ilícitas. El régimen de Kim genera ingresos enviando trabajadores norcoreanos a trabajar en restaurantes, sitios de construcción y talleres clandestinos en todo el mundo. Estos trabajadores contrabandean dinero en efectivo de regreso a Corea del Norte, participando en lavado de dinero y delitos cibernéticos.

Mi Terry afirma que históricamente Pyongyang ha estado más dispuesto a negociar cuando las sanciones han sido efectivas, y más inclinado a aislarse, proliferar y provocar cuando no lo han sido. Refuerza su punto citando cómo Corea del Norte regresó a las negociaciones entre 2005 y 2007, y nuevamente entre 2018 y 2019, tras periodos de aplicación relativamente fuerte de sanciones.


     
 
 

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