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La matemática enseña cómo los cálculos ayudan a entender la realidad
Miércoles, 15 de noviembre de 2023
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Alicia Dickenstein, doctora en Matemática e investigadora del Conicet, es referente global en su disciplina. En diálogo con Infobae, detalló por qué el lenguaje de los números ayuda a las nuevas generaciones a descifrar el mundo cotidiano.
La Matemática hace latir el corazón de la ciencia y es una herramienta primordial para la producción de conocimiento en las disciplinas más diversas como la medicina, la biología, la nanotecnología, la informática, la meteorología y la economía. Sin embargo, tiene mala prensa, sobre todo en las aulas.
Un niño que a los 12 años le cuesta dividir, sacar porcentajes y resolver ecuaciones no sólo tiene falencias en su trayectoria escolar, se está perdiendo de adquirir destrezas fundamentales para la vida cotidiana: deducir, razonar, estructurar hipótesis o pensar vías alternativas cuando un problema exige soluciones originales.
La doctora en Ciencias Matemáticas Alicia Dickenstein, especialista en geometría algebraica, profesora emérita de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigadora superior del Conicet, dedicó su vida a la investigación en matemática pura, es una entusiasta del conocimiento y enarbola un postulado que repite a viva voz: “Pensar es un placer”.
“La matemática es mucho menos abstracta de lo que parece, no se trata sólo de cálculos, es tratar de comprender cuáles son las estructuras que están detrás de lo que vemos, es sacar todo lo accesorio y entender lo que en realidad, a simple vista, quizás no se está viendo”, señala tras una serie de charlas que brindó en el Instituto de Matemática de la Universidad de Oxford, Reino Unido.
Dickenstein considera que el conocimiento matemático nos permite descifrar la realidad cotidiana y desarrollar el pensamiento crítico, nos brinda herramientas para revisar aquello que se nos da como resuelto y cuestionarlo: “Te permite pararte y mirar un poco más de lejos, por eso digo que desarrollar el pensamiento matemático te ayuda a estar más alerta”.
Esa capacidad de deducción e interpretación es un valor inestimable en la sociedad moderna y más aún en los niños y adolescentes, nativos digitales que navegan en un océano de contenidos de redes sociales y otras plataformas de información. “El pensamiento matemático hasta te ayuda a descubrir las fake news”, asegura convencida.
“Es sumamente importante estimular el pensamiento matemático en las nuevas generaciones, en los chicos, los adolescentes, y en los universitarios de cualquier carrera. Pero aún más en la escuela primaria, lograr que los niños puedan ponerse a pensar ante una situación dada ¿qué me están diciendo? ¿Lo tengo que tomar así como viene o tengo que mirar un poco más allá?”.
Laureada con el premio TWAS (The World Academy of Sciences) en Matemática 2015, el Premio Internacional L’Oréal-UNESCO 2021 “Por las mujeres en la ciencia” y el Konex de Platino 2023, Dickenstein está lejos de ser una figura distante y recluida en la academia, por el contrario, es una científica cálida y sencilla, que habla rápido y sin pausa, sus palabras fluyen con entusiasmo en cada concepto que explica con paciencia.
Con vocación de pedagoga, es autora de libros de matemática para chicos y chicas entre 9 y 13 años, escrito no sólo con una mirada regional sino global, de hecho su primer libro “Matemax” fue publicado por la American Mathematical Society en versión bilingüe castellano-inglés en 2020.
¿Cómo es posible transmitir las claves del pensamiento matemático a los chicos? Por ejemplo en los niños de 10 ó 12 años cuando empiezan a pasar de las operaciones básicas de suma, resta y división a la resolución de ecuaciones y situaciones problemáticas ¿Cómo trasladar el placer de pensar al ámbito escolar?
Es importante enseñarles a los chicos cosas que les interesen porque existe un componente emocional en el aprendizaje. Si querés aprender y tenés una motivación, es más fácil incorporar el conocimiento. Creo que hay que enseñarles a los docentes también de otra manera, porque a veces les pedimos que estimulen la creatividad en los chicos, pero en muchos casos a esos mismos docentes no se les incentivó la creatividad cuando estudiaban. Es un proceso de muchos años y hay que empezar con los que educan a los que van a educar. No es un problema sólo de la Argentina, claramente si uno quiere hacer un cambio global va a llevar muchos años y es necesario empezar a planificar.
— Suele repetir que “la Matemática es para todos”, sin restricciones. ¿Cómo se estimula a las familias y al resto del entorno adulto de los niños para que los ayuden a desarrollar el conocimiento matemático que les dará herramientas para el futuro?
— Si tuviera que dar un consejo a los padres es que les tengan confianza a sus hijos, que se puede aprender matemática. “No te preocupes, que yo era malo en matemáticas”, es lo peor que los padres pueden decirles a sus hijos, porque así se desalienta el conocimiento. Existe una parte rutinaria en matemática, hay que ponerse a trabajar y hacerlo muchas veces, hay que esforzarse. Pero ocurre en cualquier disciplina que quieras aprender, si querés hacer deporte, ser artista, contador o pintor, siempre hay que sentarse y trabajar.
La matemática también tiene un lenguaje propio. Y si uno no entiende el lenguaje de la matemática, eso se convierte en una obstrucción para poder pensar. Entiendo que quizás es más difícil que otras disciplinas, pero siempre insisto con la idea de que la matemática está grabada en nuestro cerebro. Habrá quienes tengan más o menos capacidades, más o menos interés, pero la matemática es universal y es tan inherente al ser humano como hablar o escribir.
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