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Cruce Viejo una organización colectiva a través de la música
Jueves, 26 de octubre de 2023

Con más de 30 integrantes que tiene de entre seis a 77 años, la agrupación es la cara visible del crecimiento que experimentó la comunidad rural del paraje homónimo.

La Orquesta Comunitaria Cruce Viejo, integrada por personas de 6 a 77 años, es la cara visible del crecimiento que experimentó la comunidad rural del paraje homónimo, en la localidad chaqueña de Puerto Tirol, y una muestra de que la música puede ser la amalgama de sueños colectivos.

La agrupación se reúne los sábados por la mañana en la quinta de la familia de María Lila Bina, ubicada en el paraje Cruce Viejo, zona rural de Puerto Tirol, a 22 kilómetros de Resistencia. Allí, al abrigo del pinar y repartidos bajo los demás árboles, los 37 músicos y músicas que hoy integran la orquesta se reparten instrumentos para practicar, previo al ensayo general.

María Lila cuenta que la formación musical se convirtió en el proyecto central de la Asociación Civil Cruce Joven, un espacio de autogestión colectiva que formaron con la comunidad del paraje en 2001, cuando se instalaron en el lugar.

"Lo que nos llevó a juntarnos fue el comedor de la Escuela Primaria Nº 392, que tenía muchas deficiencias. Después ya no pudimos parar: gestionamos talleres culturales para los chicos, clases de apoyo, que llegue el transporte urbano que no teníamos, el alumbrado público y el agua potable", recuerda.

En 2008, la asociación presentó el proyecto de la banda al programa nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles y adquirió los instrumentos. "Tenía unos 15 años cuando llegaron los instrumentos y como muchos no sabía lo que era un violonchelo, que fue el que elegí", recuerda Melisa Skarp, hoy a cargo de la coordinación de la orquesta.

En esos primeros años todo era autogestión: la comunidad de Cruce Viejo hacía ventas de comida para pagar a los profesores, los más grandes daban clases de apoyo a los más pequeños y había quienes donaban sus saberes a las necesidades colectivas. Gracias a esa voluntad, hoy la Asociación Civil Cruce Joven cuenta con una red de colaboradores, además de 50 socios activos.

Melisa reflexiona sobre el sentido personal y colectivo de la orquesta: "No me imagino mi historia sin la historia de la asociación y la orquesta, sin estos 15 años de mi vida aquí. Hay gente muy valiosa que me aportó muchísimo, no solo saberes musicales y de gestión: sobre todo calidad humana, amistades y familia".

"No me imagino mi historia sin la historia de la asociación y la orquesta, sin estos 15 años de mi vida aquí"
Melisa Skarp

En 2016 lograron que el Ministerio de Educación provincial aportara los honorarios de los profesores de música a través de un proyecto especial. Teresita Barrios, presidenta de la asociación, dice que en este último tiempo alcanzaron "la estabilidad de no tener que salir a correr cada año para buscar el dinero para mantener a los profes" y añade que "con el cambio de gobierno en la provincia, la continuidad será difícil pero no imposible", ya que la asignación de horas cátedras por proyectos especiales en el Chaco depende de la firma de quien sea el titular de la cartera educativa.

La orquesta fue un trampolín para muchos jóvenes de Cruce Viejo: "Primero los chicos pudieron conocer un instrumento y, por otro lado, salir a representar a la comunidad, a Tirol, a veces incluso al Chaco, en otras localidades y provincias, ampliando las fronteras de la comunidad", repasa Melisa.

Gracias a este proyecto muchos jóvenes se dedicaron a la música, como Roberto Morel, otro integrante de la orquesta y hoy profesor de violonchelo en su seno.

En la reflexión de Melisa otro cambio fue fundamental: "La orquesta permitió que quienes decidan dedicarse a un instrumento en Cruce Viejo no tengan que ir a Resistencia, sino que puedan hacerlo en su lugar de origen. Así también invirtió el flujo de circulación: hoy los del centro tienen que venir a la ruralidad para sumarse a la orquesta".

Además de las 37 personas que integran la Orquesta Comunitaria Cruce Viejo, el músico chaqueño Alejandro Ruiz, parte de Gua'u Trío, una propuesta de chamamé en clave de jazz, es el director, junto a un staff de siete docentes que inician a quienes se acerquen en el lenguaje musical.

La banda se completa con 10 violines, dos violas, tres violonchelos y contrabajos, cinco guitarras, seis flautas, un oboe, tres clarinetes y cuatro percusiones, ejecutados por niños como Emma y Santino, pasando por jóvenes y adultos de todas las edades, hasta llegar a Blanca, que hoy tiene 77 años y hace una década que está en la orquesta.

El proceso de aprendizaje es el tradicional: cada persona interesada pasa por todos los instrumentos, y una vez que decide el suyo, recibe el acompañamiento del profesor o profesora en el aprendizaje técnico y artístico.

"Se busca que ni bien adquieran los rudimentos básicos puedan participar de la orquesta, puedan hacerlo y se escriben arreglos especiales para ello".

Después de 15 años de trayectoria, el cancionero incluye temas como "Ji ji ji" de Los Redondos, "Seguir viviendo sin tu amor" de Luis Alberto Spinetta o "Lucía de arena", del cantautor chaqueño Zitto Segovia, músico clave del repertorio regional.

El proceso de selección de canciones para tocar es diverso, explica Alejandro: "A veces hacemos una pequeña encuesta con todos los integrantes de la orquesta o se decide en el equipo docente. En los últimos años se decidió que la orquesta interprete el cancionero regional, y el chaqueño en especial".

También está el disco "10 años de encuentro en la música" (2018), donde la orquesta comunitaria grabó 12 temas junto a músicos como Raúl Barboza, Antonio Tarragó Ros, Gicela Méndez Ribeiro, Lucas Monzón y Gabriel Cocomarola. O los escenarios compartidos en el Festival Nacional del Taninero de Puerto Tirol o la Fiesta Provincial del Chamamé de Corrientes.

Para Alejandro la orquesta es en sí una metáfora de la vida democrática. "Para lograr el sonido es necesario un conjunto de herramientas que implican escuchar lo que toca el resto de los instrumentos, afinar con todos, llevar el mismo latido del ritmo, armonizar, dar la intensidad de sonido requerida en cada momento y un sinfín de conductas sociales que hacen a la convivencia pacífica, el pensamiento crítico, el respeto por las posiciones de otros y el logro colectivo", describe.

La formación de Cruce Viejo huele a familia, a entorno cercano, a logros cumplidos: tiene a hijos y padres, como Gastón y Emma Souhilé, Santino y Rubén Ruesta o Emma y Mariza Espíndola; a cuatro hermanos tocando juntos como Wilfred, Alexis, Willian y Andrés Galarza. Esta orquesta le cumplió el sueño de infancia de tocar un instrumento a Blanca Valenzuela, que a sus 77 años ejecuta el contrabajo. Para Felipe Porto, voz y una de las guitarras, es "su segunda familia". Y para Emi Cao es la confirmación de que no están solos, de que forman "de un proyecto colectivo mayor", como lo demostró la participación en el concierto de la Gran Orquesta Federal Infantil y Juvenil, el 24 de septiembre pasado en la explanada de Tecnópolis, junto a otras 32 formaciones de todo el país.

Unos 23 integrantes de la banda viajaron al concierto de la Gran Orquesta. "Fue muy emocionante estar ahí junto a 2.500 músicos y músicas más, sonando como si fuéramos una sola orquesta. Creo que por el momento sociopolítico en el que estamos este concierto fue revolucionario: con un repertorio combativo y porque reunió a tantas formaciones del país y es posible que esto no vuelva a suceder", evoca Emi.



     
 
 

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