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El Presidente Sebastián Piñera cambió a ocho mininistros
Martes, 29 de octubre de 2019
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A las doce en punto Sebastián Piñera reunió a todo su Gabinete y anunció el cambio más profundo de su segundo mandato. Removió a ocho ministros, entre los que incluyó a dos carteras sensibles a los pedidos de los chilenos: Trabajo y Economía. Pero Salud, Transporte y Educación, tres áreas que son pilares de los reclamos sociales, no fueron modificadas. El recambio también es generacional: los nuevos funcionarios tienen menos de 50 años.
“Es que no son modificaciones profundas. Acá necesitamos una nueva política, no un nuevo Gabinete. No hay autocrítica del presidente, la culpa siempre es del otro. Los jóvenes, a quienes tenemos que agradecer todo lo que está pasando aquí, piden educación gratuita y de calidad, no puede ser que se endeuden para estudiar. Pero qué va a cambiar si en Educación sigue la misma ministra (N. de la R.: Marcela Cubillos Sigall)”, dijo a Clarín Mario Disvert, empleado.
Otra vez los carros hidrantes y los gases en La Moneda y zonas aledañas, como Alameda, en la capital de Chile. Ambos son puntos de concentración espontánea en el centro de Santiago. Sucedió inmediatamente después de los anuncios de Piñera. Un grupo se había concentrado enfrente del palacio de Gobierno y fueron dispersados.
María José Zaldívar Larraín estará al frente del ministerio de Trabajo y Previsión Social. A Economía, Lucas Palacios Covarrubias. Felipe Ward es el nuevo secretario general de la Presidencia y se suma a su cartera Karla Rubilar Barahona. Ignacio Briones va a Hacienda.
Interior y Seguridad Pública es a partir de hoy de Gonzalo Blumel Mac Iver. Al frente de Bienes Nacionales: Julio Isamit Díaz. A Deportes va Cecilia Pérez Jara. Nombres no tan nuevos: todos cercanos a la política derechista de Piñera. Sí se observó un recambio generacional en los nombramientos: todos ellos tienen entre 40 y 50 años.
“Han sido días difíciles. Hemos vivido entre el dolor y la esperanza”, dijo Piñera al abrir su discurso, luego de tomar juramento a sus nuevos funcionarios. Habló de que “pequeños grupos” que vandalizaron la ciudad, habló de saqueos e incendios y de “un inmenso daño patrimonial”.
En ese contexto le envió condolencias a los familiares de los muertos durante las protestas, que para el Gobierno son 20. No se refirió a la brutal represión de parte de las Fuerzas Armadas, que él sacó a la calle. Pero sí habló de fortalecer el sistema de seguridad para “proteger libertad y derechos de la ciudadanía”.
“No tenemos nada que ocultar” dijo en relación a la visita que hará el comité de la ONU. Llegarán hoy y permanecerán un mes en este país para investigar violaciones a los derechos humanos. Amnistía Internacional también se suma al equipo.
Sobre la “amplia, profunda y exigente” agenda social con la que insiste --y no conforma a los chilenos-- habló de que será implementada “sin populismos”. Aumento de las jubilaciones, menor precio medicamentos, aumento de sueldos para los trabajadores, más aportes para las clases altas, congelamiento de luz y, esperan, que de los peajes, y reducción de las dietas de los funcionarios. “Esto significa un enorme esfuerzo financiero del Estado”, señaló Piñera, como si hiciera un favor.
Piñera se jugó buena parte de la poca credibilidad que le queda en el reemplazo de sus ministros. Ayer una consultora privada difundió los resultados de un encuesta: la imagen del presidente cayó un 14% desde que se desató el estallido social.
Los reclamos arrancaron hace once días, cuando el Ejecutivo anunció el tercer aumento del año en el boleto: de 800 a 830 pesos chilenos, unos USD 1,16. Los estudiantes secundarios y universitarios lanzaron una consigna que se viralizó en redes sociales: “evade”. Así, convocaron al resto de la población a no pagar el ticket.
La respuesta social fue una mega convocatoria: más de un millón de personas se juntaron el viernes en Plaza Italia. La concentración quedará en la historia de Chile como la más grande desde el retorno de la democracia.
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