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Mauricio Macri se reunió con Hugo Moyano en secreto
Viernes, 5 de febrero de 2016
El Presidente y el camionero simularán la próxima semana que es la primera vez que se ven las caras, sin embargo ya estuvieron juntos y discutieron algunos aspectos clave en la relación con los gremios

Cambios radicales en Ganancias exige Hugo Moyano. Un 40 por ciento de aumento salarial para compensar la inflación es lo que Luis Barrionuevo pide. Más lírico, Antonio Calo, reclama en cambio "una caricia del Presidente a los trabajadores". Lo que sea, los tres van a tener la oportunidad de decírselo personalmente a Mauricio Macri, cuando éste los reciba para tratar de congeniar un entendimiento entre el abanico de demandas del sindicalismo peronista y lo que el Gobierno esté realmente dispuesto a conceder.

Las mismas fuentes oficiales que confirman el encuentro para el jueves o viernes de la semana próxima, descuentan que a la reunión se sumarán, además, un representante del grupo de los "independientes" y otro de los "gordos" (grandes gremios de servicios); dos corrientes internas a las que no se puede soslayar si lo que se pretende es arrimar posiciones con los más poderosos de la ortodoxia sindical. Otro de posible participación es el ruralista Momo Venegas, el único sindicalista que apostó a Macri en la campaña.

En cambio, se quedarán afuera de la foto los líderes del sindicalismo alternativo, Hugo Yasky y Pablo Micheli, respectivos titulares de las dos CTA, hoy no tan distantes. Claramente, Macri dará un lugar de exclusividad a los hombres que representan a las centrales que llevan a la CGT como sigla. El contacto personal con el Presidente que tanto reclaman las organizaciones sindicales se hará posiblemente en la geografía de la Quinta de Olivos, aunque tampoco se descarta del todo la Casa Rosada.

En sondeos informales, el Gobierno ya se aseguró la participación de Moyano y la de Barrionuevo. A partir de hoy seguirán los contactos con los otros dirigentes que serán de la partida. Son convocatorias casi artesanales, cuidadosas en extremo, procurando no lastimar el ego de ningún sindicalista, a cual más susceptible de sentirse excluido. Justamente, este es el segundo intento de producción para una reunión entre Macri y los gremios. El primero, a pocos días asumir el macrismo, naufragó por culpa de los problemas de cartel de los caudillos sindicales, que no fueron capaces de congeniar una comitiva.

"Mauricio básicamente va a pedir que lo acompañen, los va a llamar a trabajar juntos para luchar contra la suba de precios y para la búsqueda de crear nuevas fuentes de empleo", señaló a Infobae uno de los operadores políticos del Presidente, de quien los sindicalistas, además de bonitas palabras, esperan definiciones concretas sobre una media docena de cuestiones que urgen.

Macri, en ese sentido, tiene un libreto ya preparado. Dirá a la delegación sindical que entre los primeros proyectos que va a enviar al Parlamento, el mes que viene, figura la modificación (del piso y de las escalas) del impuesto a las Ganancias, llevando presumiblemente a 30 mil pesos el mínimo no imponible, según anticipó esta semana Alfonso Prat-Gay, ministro de Hacienda y Finanzas. La otra iniciativa con nivel de prioridad uno es la universalización de las asignaciones familiares.

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Esto mismo recitó ayer el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, a los estratégicos gremios del Transporte, que pretenden la eliminación lisa y llana de Ganancias ("Así lo prometió Macri en la campaña", recordó el ferroviario Omar Maturano) y un mínimo de 30 por ciento de aumento para las paritarias que se vienen.

También piensa sacar pecho el Presidente con los dineros que el gobierno de Cristina sacó a los gremios de la recaudación de sus obras sociales (se habla de más de 30 mil millones de pesos). Según trascendió, el Gobierno estaría planificando una ingeniería para la devolución en cuotas de esos fondos. El primer paso en esa dirección quedó dado a partir del nombramiento al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud del sanitarista Luis Scervino, ex presidente de la obra social de Obras Sanitarias, el gremio que lidera el "independiente" José Luis Lingeri.

A partir de estas señales, Macri buscará convencer al sindicalismo de emprender una negociación paritaria "conceptual"; esto es, que los gremios contemplen todos estos ítems, sin estancarse en discusiones basadas exclusivamente en porcentajes de aumento. La de querer poner todo en la balanza es una estrategia que fue anticipada por este sitio ya en los primeros días de enero. También entonces se adelantó, testimonio de Triaca mediante, que el número fetiche del Gobierno para mejorar los salarios era de un 25 %.

Cuando se haga la reunión, Macri y Moyano deberán hacer el acting de simular que es la primera vez que lo hablan. Pero de todo esto ya cambiaron impresiones cara a cara el viernes pasado, durante un encuentro secreto que, según algún vocero sindical, surgió por cuestiones inherentes al fútbol. "No hubo definiciones tajantes...La idea de Mauricio es hacerle sentir al camionero que él tiene la exclusividad como interlocutor del mundo sindical", sostienen los macristas que conocen estos entremeses, aclarando que en verdad Moyano "juega mejor para adentro que para afuera".

Se verá cuáles planteos llevan los gremios sobre los despidos en la administración pública y respecto de la posibilidad de pactar aumentos por semestre, a fin de ver cómo evoluciona la inflación.

Nada de secreta tuvo en cambio la presencia del viceministro de Trabajo, Ezequiel Sabor, en la reunión que hizo ayer Barrionuevo en el Hotel Perón de Mar del Plata junto a su tropa. El funcionario aceptó la invitación a participar del gastronómico –todo un reto- y se hizo los 400 kilómetros reglamentarios para decirles a unos 200 hombres del barrionuevismo puro que "ahora hay un Ministerio de Trabajo de puertas abiertas". Algo cambió, es cierto: ayer, sin hacerse notar, Moyano volvió a la sede laboral de la Avenida Alem después de muchos años de ni pisar por ahí. Dicen que fue por asuntos pendientes de su gremio.

Barrionuevo dio a Sabor el trato de los buenos anfitriones y se excusó de plantear delante suyo que fuera a reclamar un 40 por ciento de aumento; 15 puntos por encima de lo que "sugiere" el Gobierno. "No es momento de plantear porcentajes", señaló Barrionuevo con su mejor cara de buenos amigos.


Con la CATT: El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, ayer flanqueado por su par de Transporte, Guillermo Dietrich
También fue toda cordialidad la audiencia que dio a los gremios transportistas el ministro Triaca, ayer flanqueado por su par de Transporte, Guillermo Dietrich. Salarios, jubilados, precios, política económica y tributaria fueron los temas dominantes. Uno de los que llevó la voz cantante fue el aeronavegante moyanista Juan Pablo Brey. "No puede ser que a los trabajadores les descuenten Ganancias y menos que menos a aquellos que cobran un viático o trabajan en sus propios francos", señaló ante los dos ministros. Planteó además la necesidad de que el Gobierno impulse una ley federal de Transporte.

El panqueque sindical de la semana se lo ganó sin discusión alguna el taxista Omar Viviani, que pasó del cristinismo más rancio a facilitar su gremio al ex titular de la Anses, Diego Bossio y compañía para que allí se decidiera la fractura del bloque de Diputados del Frente para la Victoria. Moyano es uno de los que mejor podría contar sobre las condiciones de Viviani para los triples saltos mortales, sin red.


     
 
 

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