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Lo condenaron por violación, se fugó y una de sus víctimas lo encontró
Jueves, 17 de noviembre de 2016
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Fue sentenciado por cinco casos de abuso. Estaba en su casa de González Catán a pesar de que tenía orden de captura internacional. Volvió a escapar
Alejandro Javier González, conocido como "Madera", fue llevado a juicio oral en marzo de 2011, en los Tribunales de La Matanza, por haber abusado de una mujer. Al debate llegó en libertad a pesar de que estaba sospechado de otros cuatro casos de abuso.
La prueba en su contra era contundente y por eso se pidió la prisión preventiva antes de la lectura de la sentencia. Sin embargo, los jueces se negaron y el día de la condena, el acusado se fugó. El tribunal lo halló responsable del hecho y lo condenó a 20 años de cárcel. Pero González no piso un penal desde que se supo el veredicto.
Durante más de cinco años lo estuvieron buscando. Se dictó orden de captura nacional e internacional pero no sirvió de nada. El grado de desesperación de la mujer -identificada como Romina G- fue tal que ella misma revisó el expediente, anotó el domicilio en González Catán y fue a buscarlo.
"Romina estaba harta de que la justicia no hiciera nada para ubicar al violador. Fueron cinco años en los que todo el tiempo iba a la fiscalía, juzgado y comisarías a preguntar si había novedades sobre el hombre prófugo. Lo que hizo esta mujer fue revisar el expediente. Allí figuraba la dirección del hogar del abusador, ubicada en la calle Carmenta 1781, de González Catán. Fue y la recibió el violador serial", contó a Diario Popular, Andrés Bonicalzi abogado especializado en delitos contra las mujeres.
Según relató la mujer ante la Policía, una día de abril decidió ir hasta la vivienda del violador con la esperanza de encontrarlo, aunque sabiendo que sería casi imposible que un condenado con orden de captura internacional pudiera estar evadido de la Justicia en su propia casa. Increíblemente se encontró con lo peor: el mismo hombre que la había sometido sexualmente, estaba en el domicilio como si nada hubiera ocurrido.
"Ella se hizo pasar por una asistente social, y confirmó que se trataba de su agresor sexual. Por cuestión de nervios, no pudo mantener sus dichos, y lo increpó, diciéndole: 'no me reconocés, hace algunos años abusaste de mí, vos tenés que estar preso, tenés captura internacional", dice la denuncia.
"Me cago en la captura internacional, y en todo", le respondió González con absoluta frialdad. "El encartado ingresó a su vivienda, cerró todas las aberturas. Mientras los vecinos se agolpaban en la puerta de su casa, salió por los fondos de su casa y se volvió a fugar", precisó la denuncia.
"Este caso es paradigmático de las situaciones aberrantes que deben enfrentar las víctimas de abusos, incluso luego de que atrapan a los agresores, porque aquí se comete la aberración de permitir llegar en libertad al juicio a un sujeto acusado de delitos gravísimos, y que en el mismo debate se solicitó el encierro porque la expectativa de la pena era altísima, como finalmente ocurrió, sin embargo lo dejaron en libertad y el día del falló no se presentó", agregó el abogado.
Pero no sólo la desidia de la Justicia se vio reflejada en ese hecho. Antes de que Romina lo encontrara, el abusador protagonizó una pelea callejera con un vecino de su barrio. Desde la comisaría de González Catán lo notificaron de esa causa, se presentó, firmó la cédula y se fue caminando, a pesar del pedido de captura por la condena a 20 años de prisión por violar a cinco mujeres.
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