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Mauricio Macri llamará a Trump para cerrar heridas
Jueves, 10 de noviembre de 2016
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Cuando llegue la señal desde Washington, el presidente argentino hablará con Trump para enmendar un desliz que se podría haber evitado. No fue casualidad que Mauricio Macri apoyara a Hillary Clinton. Sostenía que su eventual programa de gobierno era mejor para los intereses de la Argentina, y explicaba que Donald Trump era un peligro para la agenda global por sus ideas xenófobas y su inestable personalidad. Macri hizo una apuesta política y perdió, cuando la prudencia diplomática enseña que los presidentes no comentan sobre las elecciones de otros países. Y menos de Estados de Unidos, que aún tiene a la Argentina bajo su área de influencia. Asumido el error institucional, Macri decidió tomar la iniciativa y abrir un canal de diálogo con el futuro sucesor de Barack Obama.
Hasta ahora, Trump ha levantado el teléfono al presidente Obama y a la excandidata Clinton. Todo su tiempo es ocupado para designar el gabinete y diseñar sus primeras medidas políticas, que tienen como principal objetivo dinamitar el legado de Obama y cumplir con las promesas electorales. Con Obama coordinó una reunión protocolar en el Salón Oval y con Hillary sólo dispuso unos minutos para escuchar su rendición política frente al presidente electo.
Trump tiene poco tiempo, y aún no se sabe cuándo atenderá la llamada de la Casa Rosada. Macri pretende enmendar su error y decidió avanzar pese al personaje. Trump acelera sus pulsaciones ante una eventual señal de debilidad de su interlocutor, y es capaz de la peor afrenta sólo para satisfacer los códigos de su propia personalidad egocéntrica. Y esa es la principal preocupación del Presidente: marcar el teléfono para cerrar un capítulo y descubrir que ese gesto cause un daño complejo a las relaciones entre Argentina y Estados Unidos.
El triunfo de Donald Trump repercutió en los mercados (AP) El triunfo de Donald Trump repercutió en los mercados (AP) Macri hizo una apuesta geopolítica con la administración de Obama y será una situación difícil de revertir si Trump entierra la relación privilegiada que estaba prosperando entre Buenos Aires y Washington. La palanca del plan económico son las inversiones, y las inversiones deberían llegar fundamentalmente desde Estados Unidos. Si el futuro sucesor de Obama decide enfriar la relación con Argentina, el país estará en un laberinto con escasas salidas.
Por eso, Macri tiene que hacer su llamada. Pero también tiene que diseñar un plan de contingencia que coloque a la Unión Europea, el Mercosur y China como variables básicas para reemplazar una posible decisión de Trump, que imagina a Estados Unidos como una potencia insular alejada de la apertura económica y de la diplomacia multilateral.
En gobierno creen que Trump va a levantar el teléfono. En Washington, sonríen con malacia cuando se comenta la iniciativa de Macri, pero no descartan una comunicación breve y protocolar. Con eso alcanzaría para enterrar el apoyo público a Clinton. A rey muerto, rey puesto.
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