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La historia del cuartetero cordobés que sedujo y extorsionó a más de 50 mujeres
Miércoles, 9 de noviembre de 2016
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Se trata de Franco Carignano, tecladista del grupo cuartetero Trulalá. Con falsos perfiles de Facebook lograba obtener fotos íntimas de sus víctimas para después chantajearlas. Fue detenido
Todo comenzó en 2009. Ese año, Franco Daniel Carignano (26), tecladista del grupo cuartetero Trulalá, conoció a una chica a través de Facebook. La relación se fue afianzando con el tiempo y aprovechando su fama como músico, logró que la joven enviara fotos íntimas. Pero lo que comenzó como una práctica de sexting – el envío de textos o mensajes de alto contenido sexual- se convirtió en una pesadilla de varios años.
De acuerdo con la investigación, Carignano comenzó a exigirle cada vez más imágenes eróticas a la chica. Llegó al punto de crear un perfil falso en Facebook con las fotos que tenía y le advirtió a su víctima que si no le enviaba más material, haría pública esa cuenta de la red social. Las amenazas también incluían darles a conocer esas fotos a las amistades y familiares de la joven.
Fueron tres años de tortura y acoso. Finalmente, en 2012, la joven se animó a hacer la denuncia. Fue así que el fiscal Gustavo Dalma comenzó una investigación que terminó con la detención del músico en septiembre y el secuestro de computadoras y otros dispositivos móviles. En ellos, las autoridades lograron descubrir que tenía almacenadas cientos de imágenes de más de 50 mujeres.
Según comprobó Dalma en la investigación realizada con peritos de la Unidad de Delitos Informáticos y Cibercrimen, de la Dirección de Investigación Operativa (DIO), de la Policía Judicial; Carignano siguió extorsionando a la joven hasta último momento.
Pudieron establecer que el tecladista estuvo dedicado a este delito virtual durante los últimos años. Al parecer no tenía conocimientos avanzados de computación y su modus operandi consistía en lo siguiente: desde un perfil falso entablaba una relación con una mujer, obtenía su confianza, pedía que le enviara fotos desnudas y, después, empezaba a extorsionarla con la amenaza de que si no mandaba otras publicaría las que tenía.
"Extorsionaba un fantasma, las amenazas podían venir de cualquier parte del mundo; aparecía en la red y si la mujer no lo aceptaba empezaban a aparecer las fotos en los contactos de la víctima; las obligaba a hacer lo que pedía", dijo el fiscal al diario La Nación.
Finalmente lograron identificarlo mientras extorsionaba a la joven. A partir de su detención y de la recopilación del material, se sumaron los técnicos para realizar peritajes de los archivos. Fue indagado bajo la figura de extorsión, pero podría cambiar a coacción calificada, cuya pena puede ser hasta 10 años de cárcel. En caso de existir pornografía infantil podría ampliarse la acusación.
"No hay legislación específica que contemple este tipo de hechos delictivos y hay que insistir que la privacidad existe en la red, que no se puede culpar a la víctima 'porque lo hizo en Internet'", dijo el fiscal.
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