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Fariña explicó cómo hacía Báez para quedarse con obras públicas
Jueves, 21 de abril de 2016
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Leonardo Fariña llegó a la sala donde le tomaron declaración con una serie de apuntes manuscritos que le sirvieron como ayudamemoria durante su extensa exposición. Infobae pudo conocer de fuentes inobjetables más detalles de lo que dijo el hombre que con sus dichos puede permitirle a la Justicia tener contra las cuerdas a los personajes principales del kirchnerismo y a su empresario dilecto, Lázaro Báez.
Cuenta Fariña que el adelanto de obra o adelanto financiero era el retorno que se debía pagar por la adjudicación de las obras. Como la mayoría de la obra pública era adjudicada a Austral Construcciones, Fariña relata que Lázaro Báez comenzó a comprar empresas para aumentar la capacidad técnica de obra. La capacidad técnica de obra es limitada por empresa; por eso, para poder quedarse con la mayor cantidad de obras públicas, Lázaro Báez inicia una frenética ola de compras de empresas. También necesitaba generar gasto ficticio para sacar del circuito el dinero en efectivo; es por eso que comenzó a pagarles a terceras empresas servicios o prestaciones que nunca habían prestado, es decir, una simulación. Menciona además Fariña que un determinado grupo de empresas empezó a generar niveles de facturación sobredimensionados a raíz de la adjudicación masiva de obras públicas. En este sentido, cita como ejemplo el caso de ESUCO, que participó en varias obras junto con Austral Construcciones formando una UTE (Unión Transitoria de Empresas). Esuco era una pyme y pasó a facturar dos mil millones de pesos a partir del año 2006. Fariña cuenta además que hay compañías que no figuran a nombre de Báez pero es él quien las controla en forma directa o indirecta. Es el caso de Gotti Hermanos S.A.
Otro de los casos que revela Fariña en su indagatoria que muestra el poder económico y la llegada de Báez a los Kirchner es uno relacionado con Telecom Argentina. Dice en su declaración que cuando él inicia la auditoría en Austral Construcciones estaba trabajando para el fondo de inversión Genevieve Financial Corporation de Argentina. Con esa firma estaba gestionando la compra de Sofora que era la controlante de Telecom Argentina. Relata Fariña que le ofreció el negocio a Lázaro Báez y que éste se comunicó telefónicamente con Néstor Kirchner para comentarle la idea. Néstor le respondió: "Qué lástima, llegaron tarde; se la quedan los Werthein".
En un momento de la indagatoria, Fariña manifestó su voluntad de ponerse a total disposición para analizar los estados contables de las empresas de Báez para demostrar los sobreprecios que iba a pagar el Estado en las obras públicas adjudicadas además de los gastos "inflados" o simulados para poder sacar ese dinero del giro comercial y que se iba a destinar al pago de los retornos a los funcionarios involucrados en la maniobra.
Fariña no se quedó ahí y contó otro caso que compromete a Lázaro Báez. Es el de la represa Cóndor Clyff que luego fue rebautizada "Néstor Kirchner-Carlos Cepernik". Dijo el ex de Jelinek que participó en el año 2010 en la planificación de esa obra. En ese momento el precio de la obra a licitar era de quince mil cien millones de pesos, pero el costo real era de nueve mil ochocientos, es decir, un sobreprecio de cinco mil trescientos millones. Contó Fariña que para que esa operatoria se llevara a cabo –además de la connivencia de funcionarios con empresarios– fue fundamental la participación de tres personas: César Andrés, contador personal de Lázaro Báez; el escribano Fabián Albornoz y Ernesto Clarens, dueño de Invernes S.A., sociedad comercial cuyo directorio –paradójicamente- estaba integrado, entre otros, por César Andrés.
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