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Sigue la ola "anti K": ahora es el turno de los senadores
Lunes, 8 de febrero de 2016
Esta semana, más precisamente el próximo jueves, debutará el Congreso de Mauricio Macri.

Muchas cosas pasaron desde que Cambiemos se convirtió en gobierno electo: al revés de lo que se suponía, no hubo extraordinarias ni en diciembre ni enero; la primera aproximación será en el Senado y no en Diputados. El Presidente cometió un error impensado al intentar nombrar a los jueces de la Corte por decreto y, en una gran sorpresa, los peronistas adelantaron su previsible interna después de la derrota, rebelándose sin anestesia contra el "CC" ("el Cristinismo Camporista") en un contexto (que analizábamos la semana pasada) de un inédito –y mucho más rápido de lo pensado- deterioro político de Cristina Kirchner.

Hasta ahora se supo bastante de lo que está pasando en el bloque del Frente para la Victoria (FpV) en la Cámara de Diputados, pero muy poco ha trascendido de lo sucedido en el verano en el Senado, donde para sorpresa de propios y extraños, el peronismo puede darle alegrías a Macri y sinsabores a Cristina.

Para entender el Senado hay que partir de algunos datos clave: al revés de los diputados, donde los "CC" son una clara mayoría, en el bloque FpV del Senado son minoría. De los 42 senadores de la bancada, son "CC" una docena en el más optimista de los cálculos. La mayoría, alrededor de 30, es una mezcla de "KdN" ("Kirchneristas de Néstor"), peronistas clásicos e históricos K peleados con Cristina, por supuesto todos relacionados directamente con sus flamantes gobernadores. Por fuera de esos 42, están los otros peronistas: los puntanos de Alberto Rodríguez Saá, los pampeanos de Carlos Verna y los representantes de Chubut de Mario Das Neves o de Córdoba de José Manuel de la Sota. Incluso el mismísimo Carlos Reutemann. Son los que votaban casi siempre en contra del kirchnerismo. Ahora ya fueron recibidos en dos oportunidades por la Casa Rosada: algunos hacía 12 años que no la pisaban.

El hecho de que en el Senado haya menos ultracristinistas que en Diputados –consecuencia lógica de que la ex Presidente influyó en la listas de diputados nacionales pero no así en las candidaturas a senador, resorte de los gobernadores- es lo que probablemente retrase una ruptura del bloque. Así, mientras Héctor Recalde en Diputados cumple órdenes militares de Cristina, directamente, o a través de Máximo Kirchner, Miguel Ángel Pichetto se ha ido despegando de su antigua jefa espiritual. Desde que Gabriela Michetti tomó el control del Senado junto a Federico Pinedo comenzó una política de acercamiento al jefe de la bancada "opositora". El inoportuno decretazo de Macri nombrando a los jueces de la Corte, hizo naufragar durante algunos días el renacimiento de un nuevo poder olvidado en la Argentina K: el del Congreso.

Pichetto y quienes coinciden con su mirada del momento político del país, al revés de lo que sucede en Diputados, no necesitan, según ellos, romper el bloque. Primero, porque lo conducen y segundo porque son mayoría. "La minoría acá son los ultra K, no nosotros", explican. A Pichetto, que presentó en sociedad la nueva postura del bloque de senadores acusando a Axel Kicillof de haberle hecho perder la elección en Río Negro –acusación que mereció la reprimenda pública de Máximo K- lo acompañan ex kirchneristas paladar negro como el ex jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, el misionero Juan Irazábal y el salteño Rodolfo Urtubey, clave desde el momento que conducirá la Comisión de Acuerdos, por donde pasan los pliegos de nombramiento de jueces, diplomáticos y militares.

Esta "nueva" actitud que adoptara el bloque FpV en el Senado no producirá fracturas institucionales, pero sí posturas diferentes a la hora de votar. Así, se supone que por ejemplo la mendocina ultracristinista Anabel Fernández Sagasti votará en contra de los pliegos de los jueces de la Corte propuestos por Macri o la apertura de la Ley Cerrojo. Y que un crítico del gobierno anterior como el santafesino Omar Perotti podría hacerlo a favor.

Siguiendo el hilo de Perotti y sus relaciones políticas 2015 puede comprenderse a ex kirchneristas que han decidido abandonar la postura de oposición total al gobierno macrista. Perotti era mencionado como posible integrante de un gabinete de Daniel Scioli. Lo mismo para Diego Bossio, que hasta fue nombrado como futuro ministro en reemplazo de Julio de Vido. Dicho de otro modo: ninguno de los que se apartan ahora de la conducción política de Cristina se llevaba bien con ella. Más bien todo lo contrario.

Abal Medina fue sacado de la Jefatura de Gabinete de la noche a la mañana sin muchas explicaciones. El ahora senador hasta se ríe de su destino político. "Al día siguiente de dejar de ser jefe de Gabinete fue tan grande el vacío que nunca más me invitaron a ningún programa de televisión o de radio cercano al gobierno", explica.

Bossio sufrió dos sinsabores muy grandes durante la campaña. Uno fue público: midiendo bien en las encuestas, inexplicablemente tuvo que bajar su candidatura a gobernador bonaerense. A pesar de ser uno de los dos candidatos que Scioli quería para enfrentar a María Eugenia Vidal –el otro era Martín Insaurralde- nada pudo hacer cambiar el humor de la Casa Rosada. Dicen que José Ottavis, receloso de Bossio, fue el principal operador de su retiro. La otra ofensa fue privada. Cuando se comunicó que Bossio formaría parte del gabinete de una teórica victoria de Scioli, su mismísimo compañero de fórmula Carlos Zannini, le dijo por teléfono: "Diego, para nosotros estás muerto".

Es por esto que Bossio pudo darse el lujo de decir que hacía campaña cuando muchos no lo hacían. El ex jefe de la ANSES vivió en carne propia la inacción K antes de las PASO y de la primera vuelta para ayudar a mejorar la performance de Scioli. Bossio fue, entre otros, el autor del proyecto de subir el mínimo no imponible de Ganancias, que el candidato explicó en la campaña. También de un acuerdo inmediato con los holdouts. Máximo le decía, medio en chiste, medio en serio, que era "la derecha del proyecto". "Bossio, sabiendo que ya era diputado por el lugar que ocupaba en la lista y posible ministro de Scioli, decía cosas que el resto no podíamos", cuenta un senador que lo frecuenta.

En la división interna del peronismo, este "peronismo parlamentario" se ubica claramente en el medio de los todavía "Cristinistas Camporistas" y los que están afuera del partido, como los Rodríguez Saá, Verna o el Frente Renovador de Sergio Massa. Tienen un fuerte soporte político en gobernadores como Juan Manuel Urtubey, la fueguina Rosana Bertone (otra K que ahora también abandonó el redil), Carlos Verna, Juan Schiaretti, el chaqueño Domingo Peppo –lo que complica las aspiraciones de Jorge Capitanich- o el riojano Sergio Casas, independientes tanto de los ultra K, como de los semi K –Gildo Insfran, José Luis Gioja etc.- y diferenciados de los massistas y delasotistas.

Este peronismo independiente apuesta a crecer tanto en Diputados como en Senadores a expensas del resto de los bloques peronistas, incluyendo el Frente Renovador. "En este momento Massa es el dirigente político con mejor imagen. Es el que más se acercó al Presidente para colaborar. Entre colaborar y aparecer como golpistas que quieren que todo salga mal y apostar al regreso de Cristina como la salvadora, estamos claramente en una postura de acompañar al gobierno en lo que se lo pueda acompañar", explican.


     
 
 

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