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El virus del zika reabrió el debate sobre el aborto legal
Martes, 2 de febrero de 2016
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Más de 4.000 bebés han nacido con microcefalia desde la propagación de la enfermedad. Expertos en bioética presentarán ante el Tribunal Supremo un proyecto que iguala esos casos a la anencefalia y permite la interrupción del embarazo
La legislación brasileña es bastante restrictiva en lo que respecta a la posibilidad del aborto. Actualmente, sólo se contempla en casos de riesgo de vida para la madre, violación o anencefalia en el feto, que significa ausencia parcial o total del cerebro.
La microcefalia no es lo mismo que la anencefalia, pero no está demasiado lejos. En sentido estricto, supone que el cráneo y el cerebro sean más reducidos de lo normal. Retraso mental, disfunciones motrices y una esperanza de vida reducida son algunas de las manifestaciones clínicas más usuales.
La microcefalia puede desencadena atraso mental, disfunciones motrices y baja esperanza de vida
Para evitar el padecimiento de las familias y de los niños por nacer, el instituto de bioética Anis está preparando un proyecto de aborto legal en los casos en que haya una microcefalia manifiesta en el feto. Cuando esté redactado, van a presentarlo ante el Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF). Esta misma organización consiguió en 2012 que el STF aceptara la interrupción del embarazo cuando se detecta anencefalia.
"No podemos resignarnos a vivir en un contexto retrógrado y no proponer nada. Estamos ante una epidemia y tenemos que dar respuestas a las personas afectadas", dijo Débora Diniz, antropóloga del Instituto Anis, consultada por El País.
"Es una acción relacionada con los derechos de la mujer, no es una acción para imponer el aborto", agregó.
La empidemia ya desató una ola de abortos clandestinos entre las infectadas AP
La idea en la que están trabajando es hacer una campaña muy fuerte para generar conciencia y promover métodos anticonceptivos entre las mujeres de sectores populares, y, al mismo tiempo, darles la posibilidad de realizarse ecografías a las embarazadas, para detectar lo antes posible si el hijo que están gestando padece microcefalia. De ser así, se les otorgarían todas las garantías para que pudieran interrumpir el embarazo.
Lo cierto es que la epidemia de zika ya desató una psicosis colectiva. Según informó Folha de S.Paulo el pasado fin de semana, muchas embarazadas diagnosticadas con el virus se están sometiendo a abortos clandestinos, sin siquiera saber si el feto está afectado o no.
"Hay que reconocer la negligencia del Estado, que no ha conseguido erradicar el Aedes aegypti, y, a partir de ahí, crear mecanismos para compensar y proteger a las mujeres y a los futuros niños. El aborto, como una medida de protección, es solo una pieza en esta discusión, que es mucho mayor", dijo Diniz.
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Obviamente, se trata de una discusión muy sensible, ya que por razones morales o religiosas, muchas organizaciones y profesionales están terminantemente en contra del aborto, incluso en estos casos. Uno de los argumentos de los críticos es que no es tan sencillo determinar temprano si hay microcefalia o no, y si la hay, cuán grave puede llegar a ser.
"Solo se puede hacer un pronóstico sobre el tamaño de la circunferencia de la cabeza del feto a partir de la 16ª semana, el cuarto mes de embarazo, y, aun así, es muy difícil decir con seguridad cuál será el grado de severidad de la microcefalia", explicó Sérgio Floriano de Toledo, director regional de la Asociación de Obstetricia y Ginecología del Estado de São Paulo, también consultado por El País.
Para Diniz éste no sería un problema porque cree que sería perfectamente posible hacer el aborto a esa altura del embarazo. En cualquier caso, promete ser una discusión compleja y acalorada.
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