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Identificar un golpe de calor y qué hacer ante esta emergencia médica
Lunes, 11 de noviembre de 2024
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A medida que suben las temperaturas, el riesgo aumenta, especialmente en niños y personas mayores. Identificar los síntomas de manera temprana, prevenir la deshidratación y saber cómo actuar es clave para evitar complicaciones graves Con el aumento de las temperaturas, el riesgo de sufrir un golpe de calor se convierte en una preocupación de salud. Cada año, en los días más calurosos, los servicios de emergencia reciben un número creciente de casos de personas que necesitan atención médica urgente debido a esta condición.
Identificar los síntomas de un golpe de calor es fundamental para poder actuar con rapidez. Los síntomas más frecuentes incluyen:
Fiebre alta: la temperatura corporal puede superar los 39°C, alcanzando incluso los 40°C. A diferencia de otras situaciones de calor en las que el cuerpo suda, en el golpe de calor, la piel se siente caliente y seca , ya que el organismo ha agotado sus reservas de agua. Alteraciones en el estado mental: la persona puede experimentar confusión, delirio y, en casos graves, convulsiones. Estos síntomas indican que el golpe de calor está afectando la función cerebral y poniendo en peligro la conciencia. Síntomas físicos graves: entre estos se incluyen la taquipnea (respiración acelerada) y la taquicardia (latidos cardíacos rápidos). La presión arterial tiende a disminuir, complicando aún más el estado de salud. Estas señales de alerta requieren atención médica urgente, especialmente cuando una persona comienza a mostrar síntomas neurológicos, ya que esto indica un compromiso del sistema nervioso central.
Quiénes son más propensos a sufrir un golpe de calor
Cualquier persona puede sufrir un golpe de calor, pero existen ciertos grupos de riesgo que deben tener especial precaución. Entre los más vulnerables se encuentran:
Niños menores de un año. Los infantes aún no tienen desarrollado completamente su sistema de regulación térmica, por lo que su cuerpo se calienta más rápidamente.
Personas mayores de 65 años. La capacidad del cuerpo para regular la temperatura tiende a disminuir con la edad, lo que hace que los adultos mayores sean más susceptibles a los efectos del calor extremo.
Personas con enfermedades crónicas. Aquellas que padecen afecciones cardíacas, respiratorias u otras enfermedades crónicas tienen mayor riesgo. Además, ciertos medicamentos, como los diuréticos y antidepresivos, pueden agravar los efectos del calor.
Personas no acostumbradas al calor. La falta de aclimatación a temperaturas altas, común en quienes viven en zonas de clima templado, aumenta la vulnerabilidad ante una ola de calor.
La prevención es el método más efectivo para evitar el golpe de calor, especialmente en verano.
Entre las principales recomendaciones a tener en cuenta figuran:
Mantenerse hidratado: beber entre 2,5 y 3,5 litros de agua al día es fundamental, incluso sin tener sed. Esto ayuda al cuerpo a mantener sus niveles de líquido. Evitar el ejercicio en horas de mayor calor: se recomiendan actividades para evitar físicas entre las 11 y las 16 horas. Si es necesario salir, es mejor buscar la sombra y llevar agua. Elegir la ropa adecuada: optar por prendas ligeras, de colores claros y de fibras naturales, permite la evaporación del sudor, manteniendo el cuerpo fresco. Evitar bebidas deshidratantes: la cafeína y el alcohol pueden aumentar la deshidratación, por lo que se deben evitar en estos días. Una dieta ligera, con frutas y verduras frescas, también ayuda a reducir el calor interno del cuerpo. Protección ante el sol: para quienes necesitan estar al aire libre, es esencial utilizar sombrero, protector solar y gafas de sol para evitar quemaduras que dificultan aún más la regulación de la temperatura. Tomar estas precauciones no solo reduce el riesgo de golpe de calor, sino que permite al cuerpo enfrentar mejor el calor extremo sin agotarse.
Qué hacer ante un golpe de calor
Estos grupos deben adoptar medidas preventivas adicionales durante los días de calor extremo, ya que tienen más probabilidades de desarrollar síntomas graves.
Llevar a la persona a un lugar fresco. Buscar un espacio con ventilación, idealmente con aire acondicionado, es el primer paso para ayudar a que su temperatura baje. Refrescar el cuerpo. Aplicar compresas frías en zonas como la cabeza, el cuello y las axilas ayuda a reducir la temperatura corporal. Mojar la piel con agua fresca y usar un ventilador también puede facilitar el enfriamiento. Hidratación. Si la persona está consciente, se le debe ofrecer agua para reponer los líquidos perdidos. Llamar a los servicios de emergencia. En casos graves o si los síntomas no mejoran, es esencial contactar con los servicios médicos de inmediato para que la persona reciba atención hospitalaria. Es importante evitar ciertos remedios caseros, como frotar alcohol en la piel o administrar medicamentos para la fiebre sin receta, ya que pueden generar efectos adversos. Mantener la calma y seguir estos pasos básicos de primeros auxilios es fundamental para apoyar a la persona afectada hasta que llegue la ayuda profesional.
Tomar medidas para prevenir el golpe de calor es una acción vital, especialmente en épocas de calor extremo donde el riesgo aumenta considerablemente. Reconocer los síntomas a tiempo y aplicar primeros auxilios adecuados puede marcar la diferencia entre una recuperación rápida y una situación de emergencia médica.
* El doctor Daniel López Rosetti es médico (MN 62540) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH). Y es autor de libros como: “Emoción y sentimientos” (Ed. Planeta, 2017), “Equilibrio. Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del usuario.” (Ed. Planeta, 2019), entre otros.
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