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Avril Lerman la voz de ópera que deslumbra con su talento
Lunes, 29 de julio de 2024
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Desde los festivales del país hasta el casamiento de Cande Tinelli, la cantante santafesina despliega toda su magia. La artista relató: “La sociedad de ahora perdió la cultura musical” Las luces del estudio se encienden y en silencio ingresa Avril Lerman a ubicarse en el centro de la pista. Frente a ella, un jurado de 100 personas ligadas a la industria musical que están próximas a evaluarla. Al verla comienzan las teorías respecto de qué interpretaría, y mientras algunos ven en ella a una cantante de comedia musical, otros especulan con un posible cover de Taylor Swift.
Al tomar el micrófono explicó que su nombre era realmente así -y no escrito como el mes del año- debido al fanatismo de su madre por las Tortugas Ninja. Con 21 años y oriunda de Santa Fe, detalló que la música es un cable a tierra, una desconexión. Tras ello, llegaría el momento que maravilló a todos.
Avril comenzó a cantar Nessun dorma, aria del acto final de la ópera Turandot, y la piel de todos comenzó a erizarse. Allí desplegó un manejo escénico y una interpretación visceral, en cuyos ojos puede verse el largo recorrido hecho en su corta vida y los diferentes castings malogrados. Hasta Tinelli y el Maipo no paro, cantaba desde chica, y en este 2024, recuerda lo vivido hace dos años cuando se presentó en Canta conmigo ahora, el ciclo conducido por Marcelo Tinelli y que le permitió llegar a un público hasta el que entonces era solo un sueño.
Fue en su hogar de Santo Tomé, en Santa Fe, donde agarrando colitas del pelo y ropa de su madre comenzó a modelar por la casa, recuerdos que se volvieron tangibles gracias a que su padre se volvió fanático de sacarle fotos y perpetuar esas imágenes.
“Yo era re artista, me encantaba posar, modelar, todo eso antes de descubrir que me gustaba cantar”, rememora en una charla exclusiva con Teleshow. Y a ese descubrimiento le encuentra una edad específica, los 8 años, gracias a una abuela -ya fallecida- que cantó toda su vida. Su otra abuela, en tanto, es profesora de piano “y también canta hasta el día de hoy, actúa y hace obras de teatro”.
Desde que era muy chica, pese a que en su casa se escuchaba todo tipo de música, disfrutaba de la música clásica y “cuando me ponían cosas como El Sapo Pepe no me interesaban, yo prefería las obras de Mozart o de Beethoven”, cuenta. “Le pedía a mi abuela que toque en el piano esas obras clásicas que eran las que a mí me llamaban mucho la atención. Ya cuando empecé a manejar la tecnología, veía mucho en YouTube videos de programas de talento como Factor X y todos esos. Ví a nenas que iban a cantar ópera y empecé a imitarlas. Ahí entendí que eso es lo que quería hacer. Me encantaba”, dice.
Siempre con el acompañamiento de sus padres, ingresó en un coro y estuvo allí los siguientes 11 años. “Tenía 9 años y por ahí ya me daban temas para que haga sola como soprano. Esos primeros solos fueron un desastre, pánico escénico, pero visto a la distancia es todo tierno. A veces me quedaba hasta las 17. Eran cinco horas, casi todos los días”.
Pero ya desde ese momento no se encasillaba: “También a la par, a los 12 años, me desafié a empezar a hacer música más comercial. Entonces mi papá me llevó por primera vez a un estudio de grabación e hicimos canciones de Los Beatles, de Pappo, algo variado como para meterme en otro ámbito. Obviamente que lo disfrutaba todo, estaba descubriendo un mundo nuevo. Entonces, al estar cantando de repente con una batería de fondo, era todo distinto. Después de más grande me sentí como ‘obligada’ a tener que elegir para dónde iba, y quizás mi primer error fue inclinarme más para lo comercial, pensando que quizás por ahí podía funcionar más”.
Las redes sociales en ese punto comenzaron a ser su ventana al mundo, por lo que empezó a subir videos a Instagram cantando los covers que la gente le pedía. El comienzo de la pandemia y el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio fueron, para ella también, un antes y un después. “Empecé a escribir mis propios temas, entendí que quería que mis temas tengan como una combinación de las dos cosas, de la música popular y de la ópera. La duda es cómo hacía para encajar estas dos cosas que eran opuestas. Pero bueno, lo intenté, empecé, algunas me salían y otras no, y terminé haciendo seis canciones justo antes de presentarme en el programa de Tinelli”.
Pero esa no había sido su primera incursión en el mundo de los castings e incluso pensó en no presentarse. “Pasé por muchos castings en mi vida y siempre iba con ópera y la palabra de todo el que me escuchaba es que era fantástico, pero necesitaba algo que les sirva para el programa. Entonces, nunca quedaba”, detalla.
“Cuando fueron los de Canta Conmigo a hacer el casting a Santa Fe Capital yo no tenía ganas de ir, por todo lo vivido en el pasado. Es más, previo a ir tuve un ataque de pánico y me encerré en el baño, pensando en que no quería que otra vez me digan que no. Era una frustración grande que tenía la de no me vuelvan a llamar o porque me pidan que les cante otra cosa. ‘¿Por qué si esto es lo que yo hago?’, pensaba”, reveló sobre cómo las experiencias anteriores llevaron a determinar en su cabeza que lo que ella soñaba no era lo que el público quería.
Sin embargo, algo cambió: “En ese momento hice un click. Fui y canté una canción propia que se llama Amor para llevar, que es una de las primeras que canté, con sonidos pop y algo de lírico, además de O mio babbino caro -aria de la ópera Gianni Schicchi, de Giacomo Puccini-”.
Los días pasaban, el llamado para confirmarle si continuaría en las siguientes instancias de casting no llegaba, y el ciclo comenzó a emitirse. La frustración volvió a hacerse presente en ella, pero los fantasmas comenzaron a desaparecer cuando recibió una invitación a una segunda instancia de casting, esta vez a través de una videollamada.
“Me acuerdo que me dijeron que prepare una canción de Valeria Lynch, cosas que nada que ver con lo que yo quería hacer. Y claro, a la coach mucho como que no le llegaba. Entonces en un momento llamé a uno de los chicos que me dijo que había quedado y le dije ‘mirá, yo obviamente no voy a quedar en las instancias porque estoy cantando cosas que a mí no me representan, no me hacen feliz y eso se nota, se transmite. Y para ir al programa y cantar esto, prefiero no ir’. Era una gran angustia que tenía porque una vez que me habían visto tenía que llegar y cantar otra cosa, y la verdad que no tenía ganas. Entonces me dijeron ‘bueno, mandá un video cantando No llores por mí, Argentina y otro con una canción lírica. Hice los dos videos y finalmente me dijeron ‘vamos por acá, preséntate con un tema lírico’. Entonces ahí pasó lo que pasó”, detalló.
Lejos de querer quedar encasillada como “la cantante de ópera”, ella abre el juego y destaca que hay mucho por hacer, por experimentar con distintos estilos musicales, ya que su intención es “poder llegar a la sociedad de ahora”, ya que “hay artistas buenos hoy en día, pero por ahí no hay tanta cultura musical”. “Los adolescentes escuchan letras que no van, como que se perdió esa cultura musical. Entonces mi idea era que escuchen esa música lírica como inconscientemente. Que empiecen, no sé si a cambiar su gusto musical, o quizás a conocer, porque mucha gente después de que estuve en el programa me decía que no conocía ese género”.
Su regreso a Santa fe tras la actuación es algo que no termina de dimensionar: “No podía creer que sea verdad lo que me estaba pasando. El programa salió una semana después de grabado y yo lo había vivido y sentido como mágico. Era como cumplir al fin mi sueño de estar en la tele. Veía a mi familia que lloraba y yo estaba así como... ‘¿Qué pasó?’. Después, mucho tiempo después, lo vi y me largué a llorar. Me emocioné y dije ‘guau, estuve ahí'”.
Tras grabar dos discos en Miami de la mano de Sebastián Mellino, en los últimos meses también el presente la sorprendió cuando recibió en su cuenta de Instagram un mensaje privado de Cande Tinelli en el que le decís que tenía una propuesta. “De inmediato le pasé mi WhatsApp y me dijo que le gustaría que cante en su casamiento el Ave María. No entendía nada, era todo nervios. Esa misma mañana del evento fuimos a ensayar con un grupo de cuerdas, ensayamos dos o tres veces y fue un ‘nos vemos en un rato’, y listo. Y salió todo perfecto, fue increíble”.
Su cabeza en este momento está en los nuevos temas, la fusión del rock, el metal y la ópera, además de las próximas presentaciones previstas. Algunas en formato acústico y otras con banda en espacios tanto de CABA como de Gran Buenos Aires. “Hasta Tinelli y el Maipo no paro”, cantaba cuando ni idea tenía de todo lo que depararía su futuro. La primera parte de la premisa está cumplida, solo resta la segunda.
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