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Desdoblamiento cambiario para salir del control dólar
Martes, 3 de octubre de 2023
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Las tres etapas de un plan de tipo de cambio comercial y financiero para converger hacia la unificación con tipo de cambio fijo para bajar la inflación y finalmente flotar. Sin déficit fiscal ni emisión monetaria y con independencia del Banco Central
Con el desdibujamiento del plan de dolarización que venía agitando el candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, pero que no fue abordado su impulsor en el debate presidencial, empieza a ganar terreno el consenso sobre una política de desdoblamiento cambiario como la salida más viable a la maraña de restricciones cambiarias que impiden la acumulación de reservas.
Lo planteó abiertamente el domingo por la noche el candidato Juan Schiaretti, gobernador de Córdoba, detrás de cuyo plan económico está el economista y ex titular de la Anses, Diego Bossio. De acuerdo a ese libreto, que es con matices compartido por un amplio consenso de economistas que incluye, por caso, al propio Carlos Melconian -eventual ministro de Economía de un nuevo gobierno de Juntos por el Cambio- y a economistas más cercanos al peronismo como Emanuel Álvarez Agis, un desdoblamiento cambiario es la antesala de la unificación del tipo de cambio. Otros, en cambio, como la economista Marina Dal Poggetto, son algo más escépticos advierten de los riesgos que puede llegar a tener un dólar de dos cabezas.
Según la propuesta elaborada por Bossio y su equipo, antes de converger a un mercado cambiario único es necesario un plan de transición que evite una hiperinflación. “El desdoblamiento como puente hacia la unificación, acompañado de equilibrio fiscal para evitar la emisión monetaria que genera presiones cambiarias y un Banco Central independiente, creíble, con un presidente de la oposición que tenga prohibido el financiamiento al Tesoro”, explicó Bossio.
En concreto, en una primera etapa, el tipo de cambio oficial sería por el que se cursen las operaciones de comercio exterior. Por el otro, el tipo de cambio “libre” o financiero, es decir, el que pueda circular libremente para operaciones financieras -pagos de deuda, atesoramiento, turismo, etc. En una segunda etapa, con mayor orden en la macro y reservas en el Banco Central, la unificación avanzaría pero con un tipo de cambio fijo. Es claro que el mayor riesgo en la adopción de ese esquema es el mismo que el actual: la diferencia entre ambas cotizaciones, es decir, la brecha cambiaria.
Es en este punto donde reside la clave: “Equilibrio fiscal y un salto del tipo de cambio para exportadores que permita acumular reservas pero que no te lleve a una hiperinflación. Un dólar más alto que el actual pero más bajo que los $800 del contado con liquidación”, explicó Bossio.
En palabras del propio Schiaretti, “un tipo de cambio comercial competitivo”, según explicó el candidato durante el debate: “En la transición hay que tener dos tipos de cambio. Si tenemos independencia del Banco Central que no financia espuriamente al Tesoro seguramente vamos a generar confianza y seguramente van a converger el tipo de cambio comercial con el tipo de cambio libre”.
En rigor, esos lineamientos están muy emparentados con los que desde hace tiempo impulsa el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, de quien el candidato cordobés fue funcionario y con quien se mantiene en contacto.
Sorpresivamente, o no tanto, Cavallo elogió a su actual sucesor y candidato a presidente, Sergio Massa, por la medida adoptada la semana pasada que avanza, precisamente, en una suerte de tímido desdoblamiento cambiario.”La clave para la reunificación y liberalización no traumática es que la cotización del dólar en el mercado financiero, inicialmente muy alejada de la cotización en el mercado comercial, se acerque a la de este último. Para ello la cotización en el mercado comercial debería ser fijada por el Banco Central de tal manera que no se atrase con respecto a la inflación y, en lo posible, suba un poco más que la tasa de inflación”, recomendó el ex ministro de Economía de Carlos Menem y Fernando De la Rúa.
En ese sentido, el ex vicepresidente del Banco Central, Lucas Llach, destaca algunas advertencias sobre la posibilidad de desdoblar. Según explicó, “en teoría el desdoblamiento es impecable, pero en la práctica con una brecha significativa no puede vivir sin restricciones cuantitativas a las importaciones, puesto que la brecha es el descuento sobre el precio internacional en dólares de los bienes durables”. En su visión, liberar esas restricciones requeriría de otros factores para evitar un salto inflacionario. En particular, “un plan fiscal claro y el apoyo del Fondo Monetario para controlar el overshooting”, puntualizó Llach. De otra forma, una vez más, el gobierno va a “correrla desde atrás”.
Desde un ángulo ideológicamente más alejado, el ex viceministro de Axel Kicillof, Emanuel Álvarez Agis también se refirió al desdoblamiento planteado por Cavallo, en el que ahora parecen coincidir algunas fuerzas políticas ya que también Melconian planteó un dólar comercial y otro libre. “La apuesta en este caso es que, por cambio de expectativas, la gente traiga más dólares por el canal financiero, se aprecie el tipo de cambio financiero y se acerque al comercial”, detalló la mecánica. “Cuando estén alineados, se unifica”, agregó y destacó el ajuste fiscal y monetario de rigor para acompañar esa política cambiaria.
Con una mirada un poco más crítica, Marina Dal Poggetto advirtió que un desdoblamiento clásico puede ser “una propuesta peligrosa con el overhang (exceso) de pesos que hay en la economía”, lo que deja sin respuesta a la pregunta que, desde hace años, rige en la economía argentina: “¿Cuál es el techo del dólar?”, preguntó. Para la economista, no hay más salida que una licuación de aquellos pasivos en pesos no indexados y/o reestructuración de los que sí lo están.
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