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Benjamín Netanyahu se prepara para su quinto mandato en Israel
Miércoles, 10 de abril de 2019
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Escrutado el 97% de los votos, el Likud de Netanyahu y la lista Azul-Blanco de su rival Benny Gantz están empatados con 35 bancas cada uno, pero con las alianzas el primer ministro logra 65 (de un total de 120), la mayoría necesaria para gobernar.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se perfila para un quinto mandato: un récord que se apoya en el escrutinio del 97% de los votos expresados en las elecciones generales, donde el Likud de Netanyahu y la lista Azul-Blanco de Benny Gantz están empatados con 35 bancas cada uno.
Pero la coalición de derecha del premier tiene 65 de las 120 bancas de la Knesset, lo que le permite tener la mayoría de gobierno.
El Likud y el Partido Azul y Blanco lograron 35 escaños cada uno, seguidos por el partido ultraortodoxo Shas y el Judaísmo Unido de la Torá (UTJ), que tienen cada uno ocho escaños, mientras que la alianza Hadash-Taal y el Partido Laborista de israelí se quedó con seis.
De ese modo, los laboristas de Avi Gabbai lograron el mínimo absoluto en décadas en la historia del partido.
La izquierda, Meretz, obtuvo cuatro escaños, mientras las dos listas árabes, Hadash-Taal y Raam-Balad, conquistaron un total de 10 escaños, tres menos respecto de las elecciones de 2015.
Netanyahu podrá recurrir al respaldo de tres listas menores: Israel Beitenu de Avigdor Lieberman (5), Unión Derechista (5) y Kulanu (4). El partido Nueva Derecha de Naftali Bennett por el momento queda excluido del Knesset. Con respecto a los resultados electorales entre ciudades, Jerusalén y Tel Aviv, distantes en apenas 60 kilómetros, volvieron a expresar con su voto que son muy diferentes.
En Jerusalén tuvieron un buen resultado los partidos nacionalistas y confesionales que apoyan a Netanyahu, mientras en Tel Aviv tanto Benny Gantz como la izquierda vencieron a sus rivales políticos. En Jerusalén el Likud obtuvo casi el 25 por ciento y, junto con sus aliados, reunió casi el 80 por ciento de la votos.
Por su parte, el Partido Azul y Blanco logró apenas el 12 por ciento.
Pero en Tel Aviv, por otro lado, Gantz logró casi la mitad de los votos y junto con las listas de la izquierda alcanzó el 65 del respaldo. Mientras, el Likud en Tel Aviv no superó el 19 por ciento.
Considerada una ciudad proletaria y de izquierda, en Haifa se vio un empate (49-49) entre los dos bloques rivales, mientras en Negev, en Beer Sheva, la derecha ganó con amplitud, con un 77 por ciento. Ahí mismo, el Partido Azul y Blanco llegó al 17 por ciento.
"Estoy muy emocionado. Agradezco al cielo que lleguemos a tanto", declaró, anoche, Netanyahu.
"La nuestra ha sido una victoria que no se podía ni siquiera imaginar", añadió el premier, acompañado por su mujer, Sarah.
Benjamín Netanyahu se encamina hacia su quinto mandato como primer ministro, un récord que lo llevaría en los próximos meses a superar al histórico David Ben Gurión como líder con más tiempo en el cargo.
Así, el apodado "Bibi" demostró una vez más la astucia política que lo caracteriza y logró sobreponerse a los obstáculos que se le presentaron en una de las campañas más reñidas en mucho tiempo.
A fines de febrero, cuando el fiscal general del Estado anunció que le imputaría por tres causas distintas de corrupción, incluyendo cargos de fraude y soborno, su continuidad en el poder parecía tambalearse.
Sin embargo, y confirmando la inquebrantable lealtad de sus seguidores, esta decisión terminó siendo un traspié que no tuvo un gran impacto en su popularidad. Podría, sin embargo, dificultar su tarea de formar coalición para un nuevo Ejecutivo. Está además por ver las consecuencias que tendría sobre esa coalición si finalmente hay una imputación, que está aun pendiente de una vista.
Tras lograr cinco escaños más que los que tenía en la anterior Knéset, el "Rey Bibi", como se lo llama en las calles israelíes, aparenta estar más fuerte que nunca.
En un país que se caracteriza por sus vaivenes políticos, Netanyahu ha logrado perpetuarse en el poder de manera ininterrumpida desde 2009, sumado a los tres años en que había servido ya como primer ministro entre 1996 y 1999.
Nacido hace 69 años en el seno de una familia sionista y secular en Tel Aviv, Netanyahu pasó mucho tiempo de su infancia y adolescencia en EE.UU. por el trabajo de su padre historiador.
Allí cursó luego sus estudios universitarios en el prestigioso MIT y luego en Harvard. Durante esos años intercaló sus estudios con su servicio militar en Israel, donde llegó a ser oficial de la famosa "Sayeret Matcal", la unidad de élite del Estado Mayor del Ejército, y sirvió en múltiples operaciones, incluida la Guerra de Yom Kipur, en 1973.
Su carrera política sólo comenzaría en 1982, como número dos de la delegación diplomática de Israel en EE.UU., de donde pasó a ser embajador en las Naciones Unidas.
En 1988 regresó a Israel y, en un meteórico ascenso, se convirtió a los 46 años en el primer ministro más joven de la historia política nacional, tras haber sido acusado de incitar indirectamente al asesinato de Isaac Rabin en las virulentas manifestaciones de la derecha contra los acuerdos de paz de Oslo.
Truncado su primer mandato, se apartó de la política para dedicarse a los negocios, regresando a finales de 2002 como ministro de Asuntos Exteriores y luego de Finanzas.
En las elecciones de 2009, ya como líder del Likud, partido que aún encabeza, Netanyahu fue el segundo candidato más votado detrás de la centrista Tzipi Livni, que lo superó en un escaño. La fortaleza de su bloque derechista, sin embargo, le permitió ser quien formó gobierno, comenzando así su segundo mandato como primer ministro, cargo que retendría luego en las elecciones de 2013 y 2015, con coaliciones cada vez más inclinadas hacia la derecha.
Su ideología política incluye una férrea defensa del libre mercado, de la identidad y mayoría judías del estado y el mantenimiento del statu quo en relación a Jerusalén y la ocupación de los territorios palestinos.
Parte de su campaña giró también en torno a su alianza con el presidente estadounidense, Donald Trump.
Ese vínculo logrado por Netanyahu incluyó logros diplomáticos como el reconocimiento de Jerusalén como capital el 6 de diciembre de 2017, el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén el 14 de mayo de 2018 y el reconocimiento de la soberanía israelí sobre los sirios Altos del Golán el pasado 25 de marzo, en tanto que líderes de países árabes paulatinamente comienzan a mostrarse abiertos a la posibilidad de normalizar relaciones con Israel.
Analistas han caracterizado su campaña de sucia debido a sus ataques contra Beni Gantz, su rival electoral, la Corte Suprema, el presidente Reuvén Rivlin, los partidos árabes y gran parte de los candidatos que no lo apoyaban.
Tal como sucedió en campañas anteriores, en los días previos a las elecciones fue empleando una retórica cada vez más fuerte, alertando sobre la amenaza que representaban los árabes y la izquierda israelí, y con la promesa de anexión de asentamientos en Cisjordania como el último gran regalo preelectoral a sus votantes.
ANSA Y AFP.
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