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Cierran las campañas en México para una elección presidencial sin sorpresas
Jueves, 28 de junio de 2018
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El candidato de centroizquierda López Obrador le lleva unos 30 puntos al segundo. En medio de la violencia narco, 133 políticos fueron asesinados en la campaña.
Las elecciones presidenciales mexicanas entraron ayer en su tramo final con el cierre de campaña de los principales candidatos, entre los que se destacó el masivo acto realizado en el emblemático Estadio Azteca por el favorito en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador (64). El veterano dirigente de centroizquierda enfervorizó a sus simpatizantes con la promesa de impulsar una “transformación” del país, pero aclaró que será “pacífica y ordenada”.
Estos cruciales comicios se dan en un escenario de enorme violencia. Un total de 133 políticos fueron asesinados desde que en septiembre comenzó el proceso electoral, según la consultora Etellekt. De esa cifra, 28 eran precandidatos y 20 candidatos.
“Esta violencia se ha concentrado en el ámbito local, al menos el 71% de todas estas agresiones han sido en contra de autoridades electas y candidatos que aspiran a puestos del ámbito local, sobre todo alcaldías y legisladores municipales”, comentó el director de la consultora, Rubén Salazar.
Las elecciones del domingo son las más grandes en la historia de México, ya que se renovarán más de 18.000 cargos, incluidas las bancas del Congreso bicameral.
“Estamos a punto de llevar una transformación sin derramamiento de sangre. El principal problema de México es la corrupción. Esa es la principal causa de la desigualdad económica, por la corrupción se desató la inseguridad”, afirmó el dirigente del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), desatando ovaciones y aplausos de las 80.000 personas que había en el estadio.
En un ambiente festivo, al son de la cumbia y vallenato, la palabra que más se oyó en boca de López Obrador fue “cambio”. AMLO, como se lo conoce por las siglas de su nombre, parece haber capitalizado bien el hastío de los mexicanos en su tercer intento por alcanzar la presidencia mexicana, con una coalición integrada por el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) y el derechista evangélico Encuentro Social (PES).
De acuerdo a las últimas encuestas, lleva una cómoda ventaja de casi 30 puntos sobre el segundo, Ricardo Anaya, impulsado por una coalición de centroderecha formada por los partidos Acción Nacional (PAN), el Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano.
Anaya, un político conservador joven, espera que quienes temen a la izquierda voten por él. “Hago un llamado a quienes militan en otros partidos, hago un llamado al voto útil”, reclamó, al sostener que su coalición es la única que puede derrotar a López Obrador.
El hombre del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Antonio Meade, aparece tercero a una gran distancia. Promete mano firme y experiencia, algo importante en un país que enfrenta las agresiones, tan constantes como imprevisibles, del presidente estadounidense Donald Trump.
Meade cuenta con la aceitada maquinaria de movilización del voto de un partido que tiene casi 90 años de existencia y 77 en el poder. Pero la pobre imagen del gobierno de Enrique Peña Nieto es un lastre que le resta votos.
Hasta el momento, lo que está definiendo el debate es, sin dudas, la corrupción. López Obrador despotrica contra lo que llama la alianza non sancta de empresarios y políticos corruptos que ha desangrado a México y promete destruir esa relación en una transformación histórica nacional, tal como el presidente Benito Juárez deshizo el control de la economía nacional por la Iglesia Católica en la década de 1850.
“Voy a terminar con la corrupción”, dijo López Obrador a la multitud del Estadio Azteca. “Por el bien de todos, primero los pobres”, agregó. Como prueba de sus intenciones, el dirigente socialdemócrata promete que recibirá “la mitad del sueldo” de lo que cobra Peña Nieto. En las últimas semanas, López Obrador y sus allegados han buscado desmarcarse de propuestas radicales en asuntos clave para la economía, lo que fue bien recibido por los empresarios.
Una victoria de AMLO promete cambiar por completo el tablero político mexicano, que desde 1988 gira en torno a tres formaciones: el PRI, el PAN, como principal opositor desde la centro derecha, y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que aglutina apoyos de centro izquierda.
No es casual que López Obrador logre un apoyo mayoritario en este momento. La política económica orientada hacia el mercado ha logrado un crecimiento económico de apenas 1,3% anual.
“México ha sido un fracaso económico en las últimas cuatro décadas. El salario real está por debajo de lo que fue en 1980, la pobreza está peor que hace un cuarto de siglo”, apuntó Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR).
La ventaja de López Obrador en las encuestas es tan amplia, que buena parte de la atención está enfocada en si su partido MORENA, puede ganar la mayoría en el Congreso.
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