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Intendentes y una posible caravana en la campaña de Cristina Kirchner
Lunes, 4 de septiembre de 2017
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En épocas de redes sociales y de política virtual Cristina Kirchner, como Elisa Carrió en Capital, hará una campaña cheek to cheek. Calzas, calzado cómodo y mucho más contacto personal en la forma de charlas, encuentros, caminatas sorpresivas, reuniones con distintos sectores y hasta una posible caravana son el cambio en la estrategia respecto a la previa a las PASO. "Para la traspolarización de votos hay que caminar, hay que arriesgar, hay que salir a la calle", plantean peronistas del Conurbano que también sugieren visitas a ciudades grandes, volver a La Plata y quitarle votos a Sergio Massa y Florencio Randazzo en Mar del Plata y en Bahía Blanca, por ejemplo.
En esa línea trabaja ella. El viernes 1º sonó el teléfono celular del intendente de Merlo, Gustavo Menéndez. Era la candidata a senadora por Unidad Ciudadana. "Gustavo quiero acompañar al curita ese que tenés", le dijo relajada en referencia al padre Raúl Vila, uno de los que cobró notoriedad por sus tensas relaciones con el ex intendente Raúl Othacehé.
Un rato después, aparecía en la misa por Santiago Maldonado en la que la mamá de Tatiana Pontiroli, víctima de la tragedia de Once, se acercó a la ex Presidenta y la llamó "asesina". "Es el riesgo", admiten cerca de la ex jefa de Estado los que priorizan el efecto positivo que genera su presencia sobre algunos momentos incómodos,aunque seguramente no todos están de acuerdo.
"En cuanto se supo que ella estaba en Nuestra Señora de la Merced llegaron 2000 personas más a la iglesia", cuentan quienes la animan a correr riesgos "que habrá que tomar para ganar". Quienes la impulsan a mostrarse le piden, incluso, que hable con la prensa. Reconocen, eso sí, que Unidad Ciudadana no ganaría un ballotage pero alegan que en las PASO Cambiemos tuvo 66% o 67% de bonaerenses en contra. "La única oposición con posibilidades reales es ella", agregan.
En la misa que dio el obispo de Merlo-Moreno, hombre del Papa Francisco, Fernando Maletti, Cristina se sentó junto a Menéndez a cuyo lado estaba el intendente vecino, Walter Festa, que también recibe llamados desde el Instituto Patria. El martes 15 sonó su teléfono y oyó el elogio de la ex presidenta una frase de Festa en un reportaje: "Vidal salvó las papas sobre el final, te levantabas y la veías desayunando con Maru Botana, almorzaba con Mirtha Legrand y te ibas a dormir y estaba en la tele con Fantino". A Cristina "le encantó" y la repitió unos días después, soprendiéndolo incluso a él.
El llamado no es novedad en esta etapa. Es un ida y vuelta. Ella los necesita ("tenemos el verdadero poder territorial", argumentan) y ellos todavía la necesitan a ella para tomar envión y hacerse valer en la mesa de negociación por la renovación del PJ bonaerense. Esta semana incluso harán un homenaje a Antonio Cafiero en post de esa unidad. Hasta agosto los intendentes estaban poco en el armado y dirigentes de La Cámpora mantenían el control del entorno K. Excepto Ariel Sujarchuk, de Escobar, que se hizo cargo de una jornada de coaching con los precandidatos después de que Fernanda Vallejos dijera en radio que las causas por corrupción (al responder sobre Amado Boudou) son "un invento de los medios". La propia Cristina convocó de urgencia a los entonces precandidatos a su departamento en Recoleta, tan de urgencia que uno de ellos se hizo llevar en moto. Estaban desde Vallejos a Daniel Scioli y a cada uno le dijo de qué tema tenía que hablar, según el sector al que representan. Y les pidió que hicieran caso a las indicaciones del intendente de Escobar con experiencia como ex consultor en comunicación. En un estudio de TV, cada precandidato se prestó a reportajes realizados a quemarropa y luego se 'sufrieron' a sí mismos mirando en pantalla los errores cometidos, incluso en cuanto a lenguaje gestual se refiere. Sujarchuk les dio indicaciones para que no vuelvan a cometerlos.
Desde entonces, salvo Jorge Taiana y estos días Scioli, las apariciones públicas de todos fueron 'cuidadas' y en muchos casos acotadas a visitas a fábricas, pymes, merenderos, lugares que representan a "las víctimas del modelo Macri", y autovideos caseros. En muchos casos se avisó a la prensa después de ocurridos los encuentros.
En esta etapa que comienza, Cristina rebobinó muchos años y decidió volver al peronismo y respaldarse en quienes tienen el poder territorial, los intendentes bonaerenses. Con ellos, que también la necesitan en este test electoral, ha mantenido distendidas reuniones de entre 3 y 4 horas por lo menos. Algunos le cuentan lo que dice la gente, otros se animan a darle consejos y otros le dicen qué conviene que haga ella según la realidad de sus respectivos distritos. La mayoría le pide más presencia y le dicen que la ven más feliz y tranquila y que debe transmitir eso que ellos sienten.
Festa, por ejemplo, le sugirió que encabece una caravana, con representantes de distintos sectores esperándola a lo largo del recorrido en la línea del acto inaugural de Arsenal: docentes, despedidos, sindicatos, municipales, representantes de curtiembres. Todavía no está definido (algunos no se animan a tanto) por lo que por ahora es un esbozo, una idea.
En menos de dos semanas algunos intendentes hablaron más con Cristina Kirchner que en mucho tiempo. El 25 de agosto se juntó con Martín Insaurralde (Lomas), Mariano Cascallares (Brown), Frenando Gray (Esteban Echeverría), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada), Marisa Fassi (Cañuelas) y Julio Varela (Florencio Varela), los poderosos intendentes de la Tercera Sección Electoral. El 26 se reunió en Merlo con los de la Primera: el anfitrión, su vecino Festa, Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Sujarchuk, Juan Ustarroz (Mercedes), Santiago Maggiotti (Navarro) y Ricardo Curutchet (Marcos Paz). Algunos de ellos son los que le hablaron a Juan Zabaleta para que diera el portazo en Cumplir y pidiera votar a Unidad Ciudadana. Y siguen charlando con otros blandiendo el argumento de que "Cristina es la única oposición con posibilidades reales". Incluso Menéndez se defiende de las acusaciones que por presiones les hizo Alberto Fernández: "¿Con qué vamos a presionar? Que no subestimen a la gente…"
El 30, CFK tuvo su acto en Atenas de La Plata, el 31 estuvo con candidatos en Lanús y este último sábado 2 sumó a intendentes y candidatos de la Segunda y Cuarta Sección al encuentro con mujeres sindicalistas que organizó Vanesa Siley, secretaria del porteño Sitraju y candidata a diputada nacional por haber nacido en Mercedes. Allí estuvieron Pablo Zurro (Pehuajó), Alberto Conochiari (Alem), Osvaldo Caffaro (Zárate), Francisco Durañona (San Antonio de Areco), Oscar Ostoich (Capitán Sarmiento) y Mauro Poletti (Ramallo).
Coinciden todos en que Kirchner debe concentrarse en el Conurbano y las grandes ciudades y recuperar viejas prácticas: mostrarse más humana, más cerca, hablar, mirar a los ojos, tocar a la gente y, sobre todo, entusiasmar a los militantes sobre la base de que en la campaña hacia el ballotage fueron los que más trabajaron para Daniel Scioli presidente.
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