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El flagelo de la piratería marítima llega a Venezuela
Jueves, 8 de diciembre de 2016
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En medio de una crisis sin precedentes, Venezuela está viendo ahora la llegada de la piratería marítima al estado de Sucre
Bandas de pescadores sin trabajo se dedican a robar a aquellos que todavía se aventuran en el mar abierto en Sucre, donde alguna vez funcionó una importante industria pesquera con la cuarta flota atunera del mundo que hoy se encuentra desmoronada por la crisis económica y política en el país
En medio de una crisis sin precedentes, Venezuela está viendo ahora la llegada de la piratería marítima al estado de Sucre, que alguna vez fue lugar de una importante industria pesquera que ahora se ha derrumbado.
Entre quienes experimentan este nuevo flagelo está la familia Marval, a la que los piratas le mataron tres miembros, y se corría la voz de que tenían en la mira al resto de la familia.
Fue así que el "Flaco" Marval, un muchacho de 17 años que perdió a su hermano, y otros hombres de la familia salieron corriendo a tomar las armas que habían preparado soldando tuberías de la cocina, se fumaron una droga con un olor punzante para cobrar valor y salieron a patrullar las arenosas calles del pueblo. El "Flaco" estaba envalentonado.
"Sólo tenemos que acabar con esta banda y podemos volver a la vida normal, a pescar", comentó.
Los piratas han aterrorizado el estado costero de Sucre, que alguna vez tuvo una pujante industria pesquera y la cuarta flota atunera más grande del mundo.
Los niños de la familia Marval, bajo amenaza de los piratas en Sucre, antes de ir al colegio (AP) Los niños de la familia Marval, bajo amenaza de los piratas en Sucre, antes de ir al colegio (AP) Ese negocio se ha venido abajo, igual que casi todas las industrias en Venezuela. Bandas de pescadores sin trabajo roban a los que todavía se aventuran en el mar abierto. Se llevan sus pescados y sus motores, los atan, los tiran por la borda y a veces les disparan. Este año ha habido asaltos casi a diario y han muerto decenas de pescadores.
"Como pescar ya no es rentable, usan las lanchas para las industrias que quedan: contrabando de gasolina, tráfico de drogas, y piratería", expresó José Antonio García, líder de la central de trabajadores más grande del estado.
La otrora poderosa industria petrolera de Venezuela se ha desmoronado durante el gobierno del presidente Nicolás Maduro. En las zonas rurales occidentales, el ganado muere por falta de alimentos. Los estados orientales, ricos en minerales, ya no producen metales. En la región agrícola, los campesinos hacen cola para comprar los productos que cultivaban antes de quedarse sin fertilizantes. En el cinturón petrolero, las plataformas y las refinerías están paralizadas y este mes se han notado grandes aumentos en las colas para comprar gasolina, en el país con las mayores reservas petrolíferas del mundo.
Grupos de autodefensa en Sucre (AP) Grupos de autodefensa en Sucre (AP) "Nunca ha habido un país que sufre semejante contracción económica sin pasar por una guerra", expresó el economista venezolano Alejandro Grisanti, ex analista de Barclays Capital.
Aquí, en la costa, se pesca una tercera parte de las 120.000 toneladas de atún que Venezuela produjo en 2004. En junio, Sucre fue el epicentro de una ola de saqueos de supermercados que recorrió el país. Las familias de Punta de Araya sobrevivieron al verano comiendo "caldo de perro", una sopa a base de agua de mar y los peces descartados.
"Esas sardinas pequeñas salvaron nuestras vidas", declaró el trabajador de una biblioteca Efrén Pares.
Desesperados, los venezolanos se roban lo que queda de tiempos mejores: se llevan las redes de las lanchas de pesca, los generadores de electricidad y los motores fuera de borda. El cálido mar Caribe se está convirtiendo en un sitio donde la gente vela exclusivamente por sus propios intereses y todo vale.
Un miembro de uno de los grupos de autodefensa porta un arma casera (AP) Un miembro de uno de los grupos de autodefensa porta un arma casera (AP) Detenido en el medio del mar
Siete miembros de la familia Marval se disponían a volver a su casa una noche de septiembre cuando escucharon disparos.
"No se puede escapar cuando estas detenido en el medio del mar. Empecé a rezar", relata Edecio Marval, de 42 años.
Los bandidos se robaron los peces capturados, y luego mataron a tiros al hijo mayor de Edecio, quien se había pasado la noche contando chistes, y a otros familiares.
Cuando se aprestaban a matar a un sobrino adolescente de Edecio, uno de los piratas le gritó a los demás que no lo hiciesen: "No, es mi amigo", les dijo. Habían pescado juntos el año previo.
El grupo se marchó y los sobrevivientes empezaron a encender luces en medio de la noche. Lloraron mientras los cadáveres de sus seres queridos se enfriaban a su lado.
De vuelta en Punta de Araya, le dijeron a la policía que habían reconocido al líder de la banda: "El Beta", un asesino de 19 años al mando de 40 individuos, que vivía a menos de un kilómetro (media milla).
"El Beta" empezó a llamar al "Flaco" Marval amenazándolo con acabar con toda su familia.
La pesca nocturna en Sucre (AP) La pesca nocturna en Sucre (AP) Los Marval se prepararon para dar batalla. Junto con sus vecinos, dejaron de ir al hospital estatal cercano porque se encuentra en una zona controlada por "El Beta". Sus hijos dejaron de ir a la escuela y comenzaron a patrullar el pueblo de noche.
Uno de los estados más pobres de Venezuela, Sucre, ha sido un bastión del movimiento socialista lanzado por el finado presidente Hugo Chávez. Ese apoyo se ha ido desvaneciendo desde que el gobierno nacionalizó la empresa pesquera más grande de la zona, Pescalba, en el 2010, con resultados mayormente desastrosos. Un día reciente, más de la mitad de la flota de la compañía permanecía en los muelles, con agujeros en las cubiertas y los costados producto de la oxidación.
En octubre, unos piratas dejaron a Fernando Patiño, de 57 años, y a su hermano atados con un cordel en su pequeña embarcación, a kilómetros de la costa. Patiño logró soltarse y después tuvieron que remar por horas para volver a la costa, usando como remos pedazos de madera que sacaron de un costado de la embarcación.
Soldados y pescadores
La noche que se prepararon para hacer frente al "Beta", el "Flaco" divisó un soldado empuñando un fusil Kalashnikov debajo de un farol callejero. Pronto, las calles estaban llenas de personas ansiosas por saber si la guardia costera había capturado a los piratas.
“El Chukiti” monta guardia con su arma casera (AP) “El Chukiti” monta guardia con su arma casera (AP) Los residentes vieron que las autoridades subían tres hombres a un camión. Pero empezaron a quejarse de que habían detenido a la gente equivocada. Dijeron que eran pescadores honrados, y los soldados los soltaron.
Cinco oficiales fueron acusados de llegar a un pueblo cercano y matar a nueve miembros de una familia de pescadores que, se cree, pertenecían a una banda. Las fuerzas de seguridad del estado mataron, asimismo, a tres sospechosos de piratería en el mar este año y detuvieron a uno de los hombres del "Beta" en conexión con los asesinatos de los Marval. Pero las autoridades son renuentes a hacer arrestos masivos porque las cárceles están llenas, al punto de que los reos se turnan para dormir en camas de noche.
"Oyes hablar de piratería marítima y piensas en tipos que roban barcos de carga en África. Pero aquí tenemos pescadores pobres que roban a otros pescadores pobres", afirmó el abogado de Sucre Luis Morales. "El delito común está conquistando el mar. Mañana serán las fincas o las montañas", agregó.
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