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La desgarradora foto del adiós a una hermana que recorre el mundo
Jueves, 24 de noviembre de 2016
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Kayleigh Harris se convirtió en un símbolo de donación de órganos. Su historia conmueve al mundo
Kayleigh Harris es la protagonista de la fotografía que recorre y conmueve al mundo. En la imagen puede verse cómo una de sus cuatro hermanas le da un beso. Será el último antes de que el cuerpo conectado a respiradores artificiales pase a una sala de cirugía donde le extirparán tres de sus órganos. Los médicos ya la habían dado por muerta.
La desgarradora foto fue capturada por Suzanne Harris, madre de Kayleigh quien quiso inmortalizar el momento y también generar consciencia respecto a lo importante que significa la donación de órganos. Originiarios de Taunton, en Somerset, el Reino Unido, la escena se viralizó en pocas horas, generando todo tipo de reacciones.
De 23 años, Kayleigh sufrió un accidente mientras practicaba snowboard en los alpes franceses. Se encontraba allí trabajando. Un esquiador saltó sobre su cabeza provocándole una abrupta caída en la nieve. El hecho ocurrió en abril pasado, pero la imagen se conoció en los últimos días. "Leí historias sobre donación de órganos y estoy tan feliz de que Kayleigh pueda ayudar a otras personas. Estoy reconfortada por ello. Pero a veces, cuando estoy en casa en soledad, me siento y lloro y lloro", contó Suzanne.
La mujer tiene otras cuatro hijas por las que tiene que "ponerse bien y estar fuerte". Desde hace ocho años está en pareja con otra mujer, Anita Currie, de su misma edad. Ambas estaban de vacaciones en un crucero por el Caribe cuando ocurrió el accidente. Kayleigh había alcanzado a escribirle un mensaje: "Me caí. Alguien esquió sobre mi cabeza, rompió mis gafas y mi casco y me estalla la cabeza".
Al día siguiente, cuando su crucero llegó al puerto de Cozumel, en México, recibió otro mensaje. Pero ya no era de su hija, sino del jefe. Le informaba que la joven estaba siendo llevada en helicóptero a un hospital. Allí comenzó la pesadilla. Fue hacia ciudad de México donde estuvo esperando durante 10 horas un vuelo que la llevara de vuelta a Europa. En ese lapso, su hermano la llamó para informarle que Kayleigh no tenía actividad cerebral. Dos días después pudo estar a su lado.
"Esa mañana nos llamaron a mí y a su padre (Sean Cummins) para decirnos que se mantenía con vida por las máquinas, por la donación de órganos. Para mí no había dudas: '¿dónde firmo?'", relató Suzanne.
Kayleigh tuvo una última foto con sus cuatro hermanas antes de que fuera llevada al quirófano, donde le practicarían la ablación. La imagen servirá para despertar alguna consciencia respecto a la donación de órganos. Y para que ese último beso quede inmortalizado.
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