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Brasil blinda las fronteras con todas sus fuerzas de seguridad
Viernes, 18 de noviembre de 2016
Utilizará policías, militares y funcionarios de aduana. Hay importantes asimetrías con la política adoptada por Argentina

Mientras que en la Argentina el tema de la seguridad fronteriza y el control migratorio genera escozor entre los dirigentes políticos, la República Federativa del Brasil acaba de promulgar un decreto que apunta a la integralidad del cuidado de los límites del país.

El concepto tradicional comprendió durante años tres aspectos: el personal (identidad del migrante), el sanitario y el aduanero. Esto en lo atinente básicamente al tránsito de personas. Para el caso de las operaciones de comercio exterior, a las tres anteriores se agregan otro tipo de controles adicionales.

La caída de las torres del World Trade Center revolucionó el sistema de control fronterizo mundial no solo potenciando la rigurosidad de los aspectos antes señalados, sino dándole una presencia fundamental a un cuatro factor: la inteligencia.


El programa integral de protección brasilero implementado por decreto 8903, el pasado 16 de noviembre, dispone un sistema de control integral que unifica el accionar de varias agencias nacionales en un grado superlativo. Esquemas así son virtualmente imposibles de aplicar en países como Argentina.

El artículo 2 de la norma dispone: "La acción integrada y coordinada de los órganos de seguridad pública, agencias de inteligencia, la Secretaría de Ingresos Federales (AFIP brasilera) y el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas".

Y el 3 suma, taxativamente: "El accionar articulado de aduanas, inteligencia, fuerzas armadas junto con las autoridades de los estados y municipios ubicados en la región fronteriza incluidas aguas interiores y costas". Posteriormente promueve la cooperación con los países vecinos.

La norma promueve la creación de un gabinete de Seguridad Institucional en el que organismos de inteligencia nacional, militares, policiales, justicia y relaciones exteriores en forma conjunta aborden la problemática de la seguridad de fronteras e interior cuando corresponda.

Con la mira puesta en el narcotráfico, el tráfico de armas, la trata de personas y el robo de vehículos, pocos días antes de la sanción de esta norma, Brasil y Bolivia sellaron un pacto anti delictual que aplica exclusivamente al Estado de Mato Grosso y su extensa área fronteriza con Bolivia.

¿Y en Argentina, qué?
Todos los organismos involucrados en la seguridad interior y fronteriza de Brasil existen en la Argentina con ligeras variantes. También existe un organismo de coordinación en materia de seguridad interior que teóricamente se reúne ante situaciones especiales y está presidido por la ministra de Seguridad.

Pero al margen de cuestiones declamatorias, el país ha fracasado por ahora en la implementación de un adecuado marco de control migratorio y de seguridad interior. Más allá de algún tibio intento de conformar programas como el "Escudo Norte" y otros similares, la articulación de las distintas agencias nacionales y provinciales en un esfuerzo conjunto y organizado parecen estar lejos de concretarse.

Subyace en la clase dirigente y en algunos actores sociales (más que en el grueso de la población) la idea que establecer una adecuada cooperación entre organismos militares, de inteligencia y de seguridad a la hora de proteger el territorio nacional, equivale a regresar a los años oscuros de la dictadura. Suele confundirse la nefasta "doctrina de la seguridad nacional" con la natural protección de la vida, los bienes y la seguridad de las personas. Como también ocurre con un férreo y necesario control de fronterizo de migrantes con xenofobia y discriminación.

La situación se agrava además por la falta de adecuación de varias leyes que propician sobre todo en los espacios marítimos y fluviales de la Nación una estéril competencia entre fuerzas armadas y de seguridad. Incluso el reciente anuncio de una eventual compra de medios para controlar la zona económica exclusiva, tropieza con opiniones encontradas sobre que fuerza tiene que ser la encargada de efectivizar ese control, lo que como único resultado trae aparejada una cada vez mayor depredación de nuestros recursos.

El fracaso más reciente y notorio en materia de control fronterizo del narcotráfico fue el proclamado "protocolo de derribo" ya que no solo no se cuenta con los medios materiales para llevarlo adelante sino que se torna impracticable por la rotunda negativa que los pilotos militares manifiestan a intervenir en este tipo de acciones que los dejarían de por vida expuestos a severas sanciones penales aun cuando sus misiones sean ordenadas por autoridades nacionales.

Al igual que Brasil, son muchos los países de la región y el mundo en los que el recursos de agencias civiles, policiales y militares se articulan con el único objetivo de neutralizar amenazas internas o externas contra la seguridad de sus habitantes lo que en modo alguno implica militarizar la cuestión.

La ola de inseguridad doméstica que azota a la Argentina sigue originando movimientos espasmódicos de parte de las autoridades que se limitan al desplazamiento de efectivos de un lado para el otro, desaprovechando recursos humanos y materiales formados y diseñados para una tarea al afectarlas a otra; el resultado está a la vista.


     
 
 

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